viernes, 17 de agosto de 2018

De Julio Verne a Walter Mitty


Nuestro especial “Viaje al centro de la tierra”



Habíamos llegado a Arnarstapi (Stapi), como el profesor Lidenbrock, en busca del famoso volcán durmiente, el Snaefells. El profesor de Mineralogía había llegado a caballo con todos su arreos científicos, en compañía de su sobrino Axel y el buen guía islandés Hans, el cazador de eiders!! Traían a sus espaldas muchos días de viaje en una locomotora primero y en un buque de vela después. Lo nuestro había sido más sencillo: avión y furgoneta. Eso sí, un buen montón de kilómetros traíamos también encima después de haber recorrido cada rincón de la isla. 

En la Península de Snæfellsnes

Distancias a distintas ciudades
yendo por el centro de la tierra


Nuestros pertrechos tampoco tenían parecido alguno. Frente al termómetro, manómetro de aire comprimido, cronómetro, brújula, anteojo de noche y dos aparatos de Ruhmkorff del profesor, nosotros íbamos cargados de nuestro iPhone y los prismáticos.



"He aquí el gigante que voy a domar”. En fin, después de cuatro horas de marcha, los caballos se detuvieron, sin mandárselo, a la puerta del presbiterio de Stapi. (p. 77)

Dice Julio Verne que Stapi es un lugarejo compuesto de unas treinta chozas y edificado en plena lava bajo los rayos del sol. Nuestros viajeros se alojaron en casa del rector:
El cuarto de los viandantes, estrecho, sucio e infecto, me pareció el peor del presbiterio, pero no se nos ofrecía otro. (p. 79)
Y efectivamente, Arnarstapi sigue siendo un lugarejo, un pueblo de pescadores que no debe tener ni treinta casas, como la mayoría de poblaciones de Islandia. Ahora que no nos alojamos en una de esas chozas de la que se habla en “Viaje al centro de la tierra, lo nuestro era una preciosa cabaña a los pies del volcán, y quien nos recibió en el hotel no fue el rector herrando un caballo, sino un grupo de jovencitos en la recepción/cafetería, que era un lugar bien monino. 


Nuestra cabaña a los pies del volcán.

Y no pudimos domar al gigante, ni siquiera pudimos verlo entero porque la niebla nos jugó esa mala pasada. Pero no importó demasiado, el lugar era impresionante. Islandia es así, cuando piensas que no puedes encontrar algo más bello que lo que ya has visto, zas, te topas con algo que lo supera. Y aquí estábamos en el Arnarstapi desde el que  aquel trío de locos entraron al "Viaje al centro de la tierra”.


¿Quien se anima a bajar...?

Pero como no teníamos demasiado interés en entrar en ese agujero que había junto a la cabaña, ni en llegar a ningún centro de la tierra, decidimos explorar la costa. Resultó un paseo impresionante por el sendero que une Arnarstapi con Hellnar. Eso si, había que ir con un ojo puesto en las impresionantes vistas al mar con sus  artísticas formaciones rocosas y el otro en el camino para no tropezar con algún picacho de esas rocas volcánicas, tan bonitas, pero tan traicioneras a veces. 

Y como el camino tenía tantos recovecos, después de descansar en una playa bien chula (no habíamos llegado al Stromboli, no hace falta mencionarlo...), decidimos volver andando por la carretera, al más puro estilo Walter Mitty, sin monopatín, claro.



Por carreteras islandesas a lo Walter Mitty.
Un Walter Mitty sin monopatín... y lloviendo!

Me levanté, y, gracias a la gran precisión de sus indicaciones, di con el atlas enseguida. Lo abrió mi tío y dijo:
- He aquí, uno de los mejores mapas de Islandia, el de Handerson, y creo que nos va a resolver todas las dificultades.
Yo me incliné sobre el mapa.
- Fíjate en esta isla llena toda de volcanes -me dijo el profesor-, y observa que todos llevan el nombre de Yocul, palabra que significa en islandés "glaciar". Debido a la elevada latitud que ocupa Islandia, la mayoría de las erupciones se verifican a través de las capas de hielo, siendo ésta la causa de que se aplique el nombre de Yocul a todos los montes ignívomos de la isla.
- Conforme -respondí yo-. Pero ¿qué significa Sneffels?
Creí que a esta pregunta no sabría qué responderme mi tío; pero me equivoqué, pues me dijo:
- Sígueme por la costa occidental de la isla. ¿Distingues su capital, Reykiavik? Bien; pues remonta los innumerables fiordos de estas costas escarpadas por el mar, y detente un momento debajo del grado setenta y cinco de latitud. ¿Qué ves?
- Una especie de península parecida a un hueso descarnado y termina en una rótula enorme.
“- La comparación es exacta, muchacha; y ahora, dime, ¿no ves nada sobre esa rótula?”
“- Veo un monte que parece surgir del mar.
- Pues ese es el Sneffels.
- ¿El Sneffels?
- El mismo. Una montaña de cinco mil pies de elevación. Una de las más notables de la isla, y, a buen seguro, la más célebre del mundo entero, si su cráter conduce al centro del Globo.
Julio Verne. “Viaje al centro de la Tierra” página 32

Julio Verne. Viaje al centro de la tierra



 Desde el sendero que une Arnarstapi con Hellnar
 Desde el sendero que une Arnarstapi con Hellnar


Playa de Hellnar.


Pilar Otano Cabo, mayo de 2018

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