domingo, 8 de marzo de 2020

Asombro en Egipto

No olvidaré nunca la primera impresión que tuve al ver el palacio de Karnak. Me pareció una mansión para gigantes, donde debían de servirse, en platos de oro, hombres enteros asados como alondras.


Son palabras de Flaubert, de sus Cartas de Egipto. La impresión que tuve al entrar en Karnak se parece bastante a estas palabras. Su viaje fue en 1850, el nuestro hace unas semanas. Supongo que su asombro sería mayor estos días porque por aquel entonces todo andaba a medio destapar, era la furia del descubrimiento de Egipto del siglo XIX. Hoy le hubiera asombrado, también, los cientos de turistas pululando entre las inmensas columnas, que a él le hubieran parecido hormiguitas de los gigantes. 

Sala hipóstila. Templo de Karnak. Egipto



A la vuelta de nuestro viaje a Egipto, todo el mundo nos hace la misma pregunta: ¿Qué os ha gustado más? Qué difícil me lo ponen. Cada día, en cada nueva visita, pensaba que aquello era lo más. Una maravilla… Pero llegábamos al siguiente templo, al siguiente hipogeo, a la siguiente pirámide… y dejábamos atrás nuestro último asombro. 

Templo de Karnak. Egipto
Templo de Karnak (Luxor)

Me han impactado las pinturas de los enterramientos del Valle de los Reyes. Es como si entraras en un túnel del tiempo, donde todos esos personajes te rodean, te hablan al oido y te cuentan historias increíbles. Parecen hechas de ayer por la tarde, frescas como si se fueran a borrar si las tocas. 

Valle de los Reyes
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He buscado en todas la paredes de los templos y de las tumbas pinturas y bajo relieves de plantas, flores y perfumes. Era como una especie de juego en cada visita y era de lo mas sencillo porque estaban por todas partes. Papiros y lotos en las columnas, en sus capiteles, pero también en las paredes, pintados o esculpidos. Lirios, acacias y unos envases monismos para los perfumes. Hasta el proceso de destilado de los perfumes me lo contaron esas paredes. Mágicas paredes que siguen hablando desde hace miles de años. Me contaban lo importante que era el aseo personal y el papel de los perfumes en los rituales religiosos y funerarios. Lo que no me han contado ha sido a qué olían los esclavos que porteaban a todo aquel exquisito personal. Supongo que no tan bien. No sé…

Templo de Horus. Egipto
Templo de Horus (Edfu)



 Pilar Otano Cabo
Badajoz, febrero de 2020

jueves, 5 de marzo de 2020

La primera mujer que votó en Portugal

Portuguesas com M grande es un libro muy a propósito para estos días de marzo. Lo escribe Lúcia Vicente y lo ilustra Cátia Vidinhas. Nos presentan a un buen grupo de raparigas portuguesas luchadoras, independientes y libres que ayudaron a cambiar el mundo.

Me he fijado especialmente en una de ellas, Carolina Beatriz Ângelo (1877-1911), toda una feminista en Portugal de comienzos del siglo XX. Ejerció la medicina, siendo la primera mujer que operó en el Hospital de São João. Tuvo una actividad política y social de lo más intensa. Defendió las ideas republicanas y el divorcio, luchó por el derecho al voto de las mujeres y por la igualdad de deberes entre hombres y mujeres.  Participó muy activamente en la puesta en marcha de la República portuguesa en 1910. Tuvo que ser una gran peleona. 





Beatriz Ângelo fue la primera mujer que votó en Portugal

La ley que llevó a las urnas a los portugueses por primera vez el 28 de mayo de 1911 daba derecho al voto a los “ciudadanos” portugueses, mayores de 21 años, que supieran leer y fuesen cabeza de familia. Beatriz lo tuvo claro, con 23 años, viuda con una hija, cumplía los requisitos. Así que se puso manos a la obra. No fue sencillo, porque no querían incluirla en el censo y tuvo que recurrir a los tribunales para que le dieran la razón. 

Y votó, claro que votó. Se levantó todo un revuelo internacional, Portugal se había convertido en un país pionero del sufragio femenino. Beatriz recibió montones de cartas y telegramas de felicitación. Eso sí, tardaron poco en cambiar la ley, añadiendo a la ley las dos palabras mágicas “sexo masculino" … y fin de la historia. Así no se les colaba otra mujer. 

Hubo cambios en la ley con los años, pero no fue hasta 1975, después del 25 de abril que fueron eliminadas todas las trabas habidas para las mujeres. 

Beatriz Ângelo murió ese mismo año, a los pocos meses, de un ataque al corazón. ¡No me extraña!



















Portuguesas com M grande
Lúcia Vicente
Cátia Vidinhas (ilustradora)
Editorial: Nuvem de Tinta
 octubre  de 2018


Pilar Otano Cabo
Badajoz (España) marzo de 2020