miércoles, 27 de noviembre de 2019

Hoy recuerdo a Jorge Ibargüengoitia


De Guanajuato a Mejorada del Campo
Hoy quiero recordar al mexicano Jorge Ibargüengoitia (Guanajuato, México, 1928) . Es uno de mis favoritos y traerlo hoy viene a cuento por aquello de que me gustan las fechas que evitan los olvidos. La fecha de hoy, 27 de noviembre, me lleva al fin de los días de Ibargüengoitia, cuando estaba en lo mejor de lo mejor. Un BOEING 747 de Avianca lo llevaba de París a Colombia, a un encuentro de escritores esa madrugada de 1983 y terminó junto a la localidad madrileña de Mejorada del Campo, justo antes de aterrizar en Barajas. 
Jorge Ibargüengoitia en La ley de Herodes
Jorge Ibargüengoitia
©William Karel
Jorge Ibargüengoitia vivía en París en ese momento. Allí seguía escribiendo por las mañanas y a la caza de historias de vida por las tardes. Con sus paseos de flâneur total, sin rumbo fijo con los ojos bien abiertos y dispuesto siempre a dejarse sorprender. Así debió ser, porque esa mirada aguda que rezuman sus historias deben venir de una capacidad infinita para la observación y la escucha.

Los conspiradores. Argos-Vergara 1981

Grandullón, pero tierno; casi ingeniero, scout, novelista, cuentista, teatrero, disciplinado en su escritura, Ibargüengoitia ha hecho sonreír a todo el que se ha acercado a sus libros y artículos. Escribió unos buenos pocos en el periódico Excélsior de CDMX en los años 70,  a razón de dos semanales, deliciosos todos. En “Instrucciones para vivir en México” se burla de todo lo que le rodea y clava la forma de vida de esa ciudad que es un poco locura. ¿O un mucho? 
Como española y extremeña, me hace gracia el artículo que dedica a Cortés y la “conquista de México”. Empieza así: 
«El otro día, echándole una ojeada a estas páginas, encontré un artículo en el que, a propósito del monumento o del no monumento a Cortés, se planteaba la incógnita de qué sería México si en vez de por los españoles hubiera sido conquistado por los ingleses, los franceses o los holandeses. Me quedé pensando en el problema y, a pesar de que estas disquisiciones entran dentro del género de la de "si mi tía tuviera ruedas", voy a permitirme poner aquí algunas de las ideas que me vinieron a la cabeza… » (Si no fuéramos quienes somos.  Reflexiones sobre la Colonia)
La continuación, como el resto de los artículos, es realmente hilarante, aunque también tienen su poso de reflexión, que es una actitud crítica frente a la vida que te hace pensar. 

He leído muchos de sus libros y cada vez me gustan más. Cuenta historias con un humor incisivo y profundo, con una ironía demoledora. Él decía que no era humorista, que no buscaba la carcajada, pero tuvo que ser un tipo de lo mas divertido y  sin duda que sus historias te hacen sonreír y disfrutar. Pensaba que nada cambiaría en ese país si no eran capaces de reírse de ellos mismos. Y lo hizo, hizo parodia y burla de la historia de México en Los relámpagos de agosto o Los pasos de López. Hay risas, pero también reflexión muy seria. 

En los cuentos de La ley de Herodes (por el poco fino dicho mexicano, «La ley de Herodes: o te chingas o te jodes») él mismo es el protagonista. Caricaturiza todo lo que le rodea; son pequeñas historias divertidas con un trasfondo de crítica a la forma de ser de sus paisanos. 
La mala suerte lo hizo desaparecer en un terrible accidente aéreo la madrugada de aquel 27 de noviembre de 1983, muy lejos de su Guanajuato natal a las afueras de la población madrileña de Mejorada del Campo. Aunque al cabo de los años en el pueblo no se menciona a los escritores que viajaban en ese vuelo, sus habitantes sí recuerdan el accidente. Quienes eran niños entonces vivieron su primer minuto de silencio en la escuela y tuvieron los restos del avión como lugar de excursión. 

El remate es la inscripción que aparece en su tumba, "Aquí descansa Jorge Ibargüengoitia, en el parque de su bisabuelo que luchó contra los franceses". ¿De quién sería la idea?



Tumba de Ibargüengoitia en el Parque Antillón de Guanajuato
Placa en su tumba en el Parque  Antillón de Guanajuato
©
 Alanislas
No es fácil hacerse de libros de Jorge Ibargüengoitia en España. Yo sólo tengo un par de ellos, pero la Biblioteca Pública de Badajoz tiene unos buenos pocos, así que anímate a acercarte a por cualquiera de ellos. Pasarás un buen rato.

Algunos libros de Jorge Ibargüengoitia
de la Biblioteca Pública Bartolomé J. Gallardo, de Badajoz

Pilar Otano Cabo. Badajoz (España)
27 de noviembre de 2019


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