Érase una vez en … Hollywood, Tess y Thomas Hardy
Una peli me lleva a otra y a un libro…
Como mi amigo Alejandro Pachón, yo también «me he dado un gran baño esta temporada. Una larga inmersión en una piscina de bolas de colores. Un líquido y fresco viaje en el tiempo gracias a la obra maestra de Tarantino». No hay palabras más certeras para la peli de este verano, Érase una vez en… Hollywood. Fue capaz de hacerme sentir casi como a mis quince años de 1969… Allí estaban todos y allí estaba todo; todo lo que nos hizo vibrar aquel año en el que pasaron muchas cosas…
Pero lo que quiero contar es que Quentin Tarantino siempre me pone tareas. Ya sabía que suele haber algún libro en sus pelis, lo cual me pierde, he de reconocerlo. Lo había comprobado en Pulp Fiction cuando John Travolta / Vincent Vega leía una novelita, Modesty Blaise, sentado en un retrete… y rápidamente me lancé en su búsqueda y lectura. Así que ayer, cuando fuimos al cine a ver Érase una vez en… Hollywood, iba con la escopeta cargada y cien ojos dispuestos a encontrar el libro. Y… voilà, no me decepcionó.
Tráiler con la música de Los Bravos
La presencia de Sharon Tate/Margot Robbie recorre la peli de arriba a abajo, llenando completamente la pantalla. Y fue ella quien me hizo el regalo lector. Hay una escena en la que Sharon entra en una librería buscando un ejemplar de Tess de los d’Urberville, una novela de Thomas Hardy de 1891 para regalárselo a su marido, Roman Polanski. La escena no tiene desperdicio porque al entrar toma en sus manos un busto de un halcón, como la figura de El halcón maltés, de John Houston…
Pero a lo iba, al libro. Como este chico no da puntada sin hilo, resulta que en la vida real Sharon Tate había regalado ese libro a su marido poco antes de ser asesinada. Y la historia ambientada en la Inglaterra victoriana fue llevada al cine por Polanski diez años después, en 1979, dedicándola a su mujer.
Tess, la peli, con Natassja Kinski, tuvo tres oscars y reproduce bastante fielmente la historia de la novela:
Inglaterra, finales del siglo XIX. El pastor de Marlott revela a John Durbeyfield que su nombre es una deformación de d’Urberville. John ya no soporta su triste condición y decide enviar a su hija Tess, una joven y bella campesina, a la casa solariega de Trantige, donde vive la familia d’Urberville para reclamar trabajo, utilizando este lazo de parentesco.
Había leído Tess de los d’Urberville hace demasiado tiempo, así que aquí estoy, dispuesta a leerla de nuevo. Después veré la peli, que ya he comprobado que está en Filmin. Y más tareas aún, Érase una vez en… Hollywood hay que verla más veces, masticarla bien y encontrar tantos guiños como tiene.
Porque, como dice Pachón, «la película me ha devuelto a un pasado pop que me ha hecho rejuvenecer y sentirme mejor con mi biografía».
Pilar Otano Cabo
Badajoz (España)
Agosto de 2019