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miércoles, 4 de diciembre de 2019

Mis primeras lecturas


Del Círculo de Lectores a la Librería Universitas
… en Badajoz

Me llena de curiosidad saber cuáles han sido las primeras lecturas de los escritores a los que sigo. Escudriñar en esos comienzos me enseña mucho acerca de ellos. O poco, depende, porque a veces quieren darse pisto y yo no me creo que las primeras lecturas de más de uno sean de tanta enjundia como pretenden. En fin…

Todo esto viene a cuento por el cierre estos días de dos instituciones que me llevaron de la mano en mis comienzos lectores. Y sobre todo, con los que comencé mis primeras compras de libros, costumbre que con el paso de los años se ha vuelto vicio.

Año 1970 y el Círculo de Lectores

Ahí estaba yo, con 15 años, gastando parte de mi “paga de los domingos” (o ¿mis padres añadían algo? No me acuerdo...) en comprar libros que aquel señor llevaba a casa y que yo había elegido de un catálogo. Ese folleto te abría las puertas a un mundo feito de livros como decía Saramago de su casa.  En el Badajoz de la época, era escasa la oferta de librerías y eso del catálogo era tan moderno!! Y que, además, podías pagarlo mes a mes. 


Mi Círculo de Lectores 1970
Mi Círculo de Lectores de 1970

Mis compras eran de lo más variopinto y caótico. He rebuscado en las estanterías de casa y he reunido aquellos primeros libros. Una mezcla curiosa: ahí están Ibsen, Stevenson, Tolstoi o Becker; “Romeo y Julieta”, “Quo Vadis” “Lo que el viento se llevó” “Corazón”… ¡Chico lío! También estaban un tomaco de Unamuno, un poco osada fui con esa compra porque no creo que leyera más de unas pocas páginas. 


Antiguo contrato de suscripción del Círculo de Lectores
Foto @todocolección

Un poco después llegó Universitas

La otra institución que pasa página y cambia de dueños estos días es la Librería Universitas que ahora va a ser La Casa del Libro de Badajoz. Cuando Chema y Ester abrieron la librería, yo acababa de volver a Badajoz recién aprobadas mis oposiciones de Magisterio. Y Universitas se convirtió en ese lugar de encuentro de lectores que ha sido hasta hoy. Nuestra cuenta familiar en Universitas es de las primeras, una de un sólo dígito. Universitas ha sido también editorial y librería infantil; ha acogido y organizado  numerosos actos culturales. Nuestro hijo Miguel, Miguel Blanco,  presentó allí su novela “En la calle”. Así que por todo ello, agradecida a Ester y a Chema por el servicio dado a la ciudad en estos cuarenta y algún años.


Presentación de "En la calle" en Universitas
Presentación en Universitas  de "En la calle" de Miguel Blanco

Club de Lectura Viva  con Sara Mesa
Actividades del Club de Lectura Viva
Aquí, con Sara Mesa


El Grupo Planeta cierra definitivamente Círculo de Lectores. El modelo puerta a puerta ya no funciona ¡(ay, Amazon!). Y ahí andan todavía, que a ver qué hacen con los fondos (Universitas lo ha hecho mejor). La Biblioteca Nacional ha mostrado un lógico interés por ellos. Además, hay docenas de pequeñas bibliotecas por todo el país que con toda seguridad aceptarían esos fondos de mil amores.

Entre uno y otro no quiero olvidar el papel que jugó también en los 70 la Editorial ZYX, de la que ya he hablado en otra entrada de este blog. Aquí era el cartero quien traía esas otras lecturas tan especiales que ayudaron a ir construyendo a esta obstinada lectora.

Y si me remonto a antes del Círculo de Lectores, es de justicia que recuerde los libros de Enid Blyton que había en la biblioteca de mi cole y que me enseñaron a pasar unos buenos ratos con un libro entre las manos.

Pilar Otano Cabo
Badajoz, diciembre de 2019




jueves, 5 de abril de 2018

Esperando a Jesús Marchamalo


Me considero afortunada por el trabajo que he tenido durante muchos años. Pero de no haber sido maestra, no me hubiera importado trabajar en una biblioteca o en una librería, por eso de estar rodeada de libros. O mejor, no hubiera estado mal haber sido “inspectora de libros”, como Jesús Marchamalo. Así lo llamó alguien, "inspector de libros", creo que Gamoneda, y es una manera preciosa de nombrar a alguien que escudriña los libros.

CLV con Jesús Marchamalo y Antonio Santos
Club de Lectura viva con J. Marchamalo y A. Santos


Viene todo esto a cuento porque esta semana tenemos a Jesús Marchamalo en Badajoz, en nuestro Club de Lectura Viva que organiza Miguel Ángel Carmona. La reunión del club gira esta vez en torno a una colección que tiene de pequeñas biografías de escritores; pequeñas en tamaño pero profundas, exhautivas y preciosas. Es una cajita que edita Nørdicalibros que contiene cuatro biografías, con títulos muy atractivos, de Baroja, Pessoa, Kafka y Blixen. Tiene como título “Esperando a Virginia Woolf” porque cuando salió, la quinta biografía, “Virginia Woolf, las olas” estaba aún en camino. Ya salió también y en mi mesa acompaña a las otras cuatro.  

Jesús Marchamalo y Antonio Santos en Nórdicalibros
Autores con prenda


Cuando termine la reunión, contaré algo más de esas biografías y de las ilustraciones de Antonio Santos que son impresionantes, pero lo que iba a contar hoy es que me encanta a lo que se dedica el periodista y escritor Jesús Marchamalo. He leído varios de sus libros y me da una envidia de las malas, malas comprobar como trastea en las bibliotecas de los más brillantes escritores.





























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En sus libros sobre libros aparecen asuntos recurrentes que están en la cabeza de muchos lectores. Allí aparece lo de subrayar los libros, poner señales, doblar las esquinas (¡horror!) o leer con un lápiz en la mano como es mi caso, ¡¡aunque el libro sea digital!!

Prestar libros, pedirlos prestados, comprar (o decidir no comprar más porque no hay sitio en la casa, resolución que no soy capaz de cumplir) … O usar las bibliotecas públicas, cosa que me encanta, al tiempo que resuelve el problema de espacio 



Dejar rastros en los libros, traspapeles los llamaba Cortázar, para encontrarlos al cabo de los años y refrescar la memoria de cuándo y cómo había leído el tal libro. Como ordenan o tienen desordenadas las bibliotecas los escritores a los que entrevista; en que lugares las ubican; o como se deshacen de los libros cuando se sienten agobiados. 

Este viernes, en nuestro Club de Lectura Viva espero que nos cuente esas anécdotas que a mi me parecen muy interesantes. Además, por supuesto, de hablar de “Esperando a Virginia Woolf” y del bolso de Blixen, del abrigo de Baroja, de las gafas de Pessoa y del sombrero de Kafka



Lo de las casas de los escritores y sus bibliotecas me pierde, lo reconozco. Doy fe de ello  con alguna entrada en este blog, aprovechando alguna visita en nuestros viajes. Me impresionó la Biblioteca de Cortázar que custodia la Fundación Juan March en Madrid. Miguel Blanco me invitó a acompañarlo en la visita que su grupo de lectura hizo hace años a esa biblioteca. A él le dio juego para unas páginas de su novela, a mi para escribir otra entrada en este blog y para comprar el libro de Jesús Marchamalo, "Cortázar y los libros".


Club de Lectura Viva
Biblioteca Municipal Santa Ana
Badajoz
Viernes, 6 de abril de 2018
20:30 horas


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domingo, 3 de abril de 2016

Algunos libros de 2016: Mala letra


Mala letra, la madurez y sensibilidad de Sara Mesa

Mala letra. Sara Mesa. Anagrama

CELARD en Librería Universitas
Presentación de Mala letra en la Librería Universitas. Badajoz
Mala letra
Sara Mesa
Anagrama, 2016
191 páginas


Estoy segura de que antes o después habría llegado a Sara Mesa, pero ha sido antes gracias al Club de Lectura Viva del CELARD de Badajoz y su impulsor, Miguel Ángel Carmona. Y me alegro porque hemos tenido la ocasión de hablar con ella de sus libros, de Mala letra y de los anteriores también, como Cicatriz

Mala letra es un libro de relatos, once relatos con los que he disfrutado, tanto que los he releído. 

Las historias que aparecen en este volumen abordan temas como la culpa y la redención, la falta de libertad y esos «pequeños instantes, epifanías, revelaciones, imágenes que se abren, palabras que se desdoblan», cuando «algo se quiebra, y todo cambia». Niños que se resisten a obedecer y que viven con asombro y soledad el difícil proceso de crecer; chicas rebeldes cuya rebeldía es subterránea, rabiosa y poco aprovechable; seres atormentados –o no– por los remordimientos y las dudas; picabueyes y nutrias que representan agresión o consuelo; el desconcierto de vidas en apariencia normales que a veces encierran crímenes y otras únicamente el deseo de cometerlos.
Sara Mesa ha construido un conjunto sólido y coherente de voces con su ya peculiar estilo tensado y sin artificios, que se revela aún más depurado en el manejo de las formas cortas.


Me ha gustado porque son historias de nuestro tiempo, con personajes de a pie, con los que es fácil empatizar. Son historias en las que aparece la culpa, si, pero también la ausencia de ella, el poder y la sumisión, la dominación o la desazón por lo que pasó… o pudo pasar…  

Algunos relatos me han creado desazón, al tiempo que me obligaban a seguir leyendo de manera compulsiva y al terminar de leer no podía dejar de pensar en ellos; algo seguía resonando en mi cabeza durante mucho tiempo. Y desasosiegan porque son relatos que te llegan al alma, remueven vivencias, propias o cercanas y hacen que rebusques en tu memoria y te hagas preguntas.

La escritura de Sara es en apariencia sencilla, pero más que sencilla es limpia, exacta, milimétrica, es decir, muy muy trabajada. Y haciendo eco del título del libro, sus opiniones sobre la escritura recorren todo el libro y cierra con un cuento en el que se analiza a sí misma como escritora, y me encanta.  Me gustan sus elipsis que dan ritmo al relato, creando desasosiego al comprobar que pasa el tiempo y todo sigue igual, como en Palabras-piedra, mi favorito. Me gusta como une varios relatos sin que en apariencia tengan relación… y cuando lo descubres sientes que has descifrado un enigma… 

Y me gusta la manera de introducirnos en los ambientes, como en Apenas unos milímetros, que parece que le pone al lector una de esas cámaras GoPro que llevan los deportistas en la frente y hace que no te pierdas detalle.

En fin, Mala letra son historias que emocionan, asombran e inquietan a la vez. Historias con las que he disfrutado y que recomiendo leer.




Sara Mesa (Madrid, 1976) desde niña reside en Sevilla. Es una galardonada autora de poesía, relatos y novelas. En Anagrama ha publicado Cuatro por cuatro (finalista del Premio Herralde de Novela): «Se afianza una nueva voz narradora que está en condiciones de dar importantes frutos en la novela española del siglo XXI» (Ángel Basanta, El Mundo); «Una escritura desnuda y fría, repleta de imágenes poderosas que desasosiegan en la misma medida que magnetizan» (Marta Sanz, El Confidencial); «Una pesadilla entre cuatro paredes, hábilmente orquestada» (Ariane Singer, Le Monde des Livres); y Cicatriz, elegido entre los libros del año por El País, El Mundo, ABC, El Español, y otros medios: «Una verdadera revelación» (J.M. Guelbenzu, El País), «Sara Mesa levanta una literatura de alto voltaje trabajada con precisión de orfebre» (Rafael Chirbes) «Los lectores nos sentimos atrapados por esta fascinante escritura, que es, a un mismo tiempo, oscura y luminosa» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Una novela incomparable, que trasciende la tradición española y se vuelve una novela europea, universal» (Adolfo García Ortega, Cultura Fnac). «Hay mucha belleza en Cicatriz, y yo diría que se trata de una belleza de concepción, de inteligencia narrativa» (Martín Schifino, Letras Libres)
Información tomada de Anagrama: http://www.anagrama-ed.es/autor/1309
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viernes, 18 de marzo de 2016

Algunos libros de 2016: La víspera de casi todo

LA VÍSPERA DE CASI TODO

Victor del Árbol

Premio Nadal 2016

Editorial: Destino

416 páginas

La víspera de casi todo. Víctor del Árbol(¡Atención, SPOILER! Aunque muy poco...)

Pues sí, a mí sí me ha gustado “La víspera de casi todo”. Y mucho. La primera razón es porque ha sido capaz de remover mis sentimientos. 

Y me ha gustado porque es una novela de trauma, en el sentido mas freudiano del término. Traumas de la infancia y heridas psicológicas ocultas de una dictadura a las que se enfrentan los personajes, pero contra las que luchan apoyados siempre en alguien o en algo. 

Por ejemplo, Dolores y Paola comparten el dolor de la pérdida de una hija. Paola y Germinal se ayudan mutuamente; Paola evita que Germinal se suicide y éste la ayuda a suavizar su pérdida cuando le entrega el diario del “hombrecillo” y ella arranca las hojas y las echa al mar: ¡precioso!


Germinal saca de dentro (freudiano todo…) su violación cuando niño y ello le une para siempre con Eva. Paola ayuda a Daniel a salir de su “ensoñación", liberándose de la única manera posible. Daniel ha sido el enfermo mental al que no se trata y cuya enfermedad se enroca. 
Todos los personajes comparten una pérdida aunque no todos son capaces de gestionarla de la misma manera. A Mauricio le consume la pérdida de La Pecosa y se calma cuando encuentra a Oliveiro y hablan, hablan, hablan….. El gran poder de la palabra, que me parece una metáfora grandiosa. Y qué a cuento viene Gelman!!!  He encontrado una carta de Gelman a su nieto que viene al pelo para Mauricio

Carta abierta a mi nieto Juan Gelman (1930-2014)
Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste...
Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije.

Escrita en 1995 y publicada en Brecha, el 23 de diciembre de 1998


Me gusta “La víspera de casi todo” porque ha puesto ante mis ojos acontecimientos históricos que han sido capaces de poner boca abajo la vida de los personajes. Y lo ha hecho con maestría, enlazando situaciones de conflicto y sus consecuencias. Por ejemplo, la locura del padre de Germinal procedente de la guerra civil española, de haber sido maqui y haber estado en el monte. Las visitas de Germinal niño a la cárcel y su encuentro con el otro hombrecillo provocan un trauma, que resuelve al enfrentarse  al  caso de Amanda. A su manera, un poco especial, pero lo resuelve.

Y me gusta que traiga a colación la dictadura militar argentina y los traumas que provoca el terrorismo de estado de aquellos años en Argentina (la segunda guerra mundial y nuestra guerra civil la trató en “Un millón de gotas”, así que ha hecho bien en irse al sur). Sigo pensando que hay que hacer pedagogía con estos temas y las novelas cumplen el papel de enseñar. Como cuando relata la famosa Noche de los lápices, cuando se llevaron por delante a toda una generación de artistas (por eso la Pecosa tenía que ser escultora?)

Y la lectura y la escritura como poder sanador. El diario del hombrecillo sirve para su redención y de hilo que recorre toda la novela sirviendo de salvavidas a Eva y a Germinal;  y el libro de Gelman pasando de bolsillo a bolsillo, ….


Va relatando todo a cuentagotas, introduciendo la historia de los personajes de manera que estás deseando seguir leyendo para saber más de ellos. Todo sucede en una noche y va haciendo saltos hacia atrás para que comprendamos el por qué de lo que ha sucedido. Adornando en el buen sentido de la palabra adorno con música y literatura. Magistral el Hurt de Johnny Cash que acompaña a Paola en su huida/liberación: “Si pudiera volver a empezar a un millón de millas de aquí, cuidaría de mi, encontraría un camino…”