jueves, 2 de marzo de 2017

"disco expres", una ventana al mundo

Con mis tontunas de las bibliotecas, hoy he recalado en la Biblioteca Nacional, en Madrid. Ya había estado otras veces, en alguna exposición y en una visita guiada, pero hoy tenía curiosidad por verla por dentro, de verdad, como lector. Así que aquí me he plantado, me he hecho usuaria y ya tengo mi carnet de la Biblioteca Nacional. 

Portada de la revista con Elvis Presley

Mi pretexto ha sido la consulta a una revista del año 1969 a la que le tenía ganas hace un montón de tiempo. Y es que cuando yo tenía quince años, en aquella España un poco triste y gris, descubrí en Pamplona una revista donde se contaba que había otro tipo de música muy distinta a la que esa España oficial nos tenía acostumbrados. Aquella revista se publicaba allí, en Pamplona, donde los veranos íbamos a visitar a la familia de mi padre. Se llamaba “disco expres” y me abrió una ventana inmensa a un mundo desconocido para mí. 

Cuando volví a Badajoz de las vacaciones corrí a suscribirme y cada semana acudía al buzón a recoger mi tesoro.  Las guardé como lo que  eran, un tesoro, durante años hasta que no sé ni cuándo ni cómo desaparecieron. 

Y aquí estoy ahora, en una de estas salas imponentes de la Biblioteca Nacional, esperando a que la persona encargada me traiga las revistas para comprobar que era lo que tanto me fascinaba de aquel “disco expres” de finales de los 60.

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"disco expres" se editaba en Pamplona

¡Uaaauuu!! ¡Qué emocionante! Ya están aquí, en una caja de cartón. No sé cuantas veces se habrá consultado esto, pero me siento especial abriendo la caja. Podrá parecer una tontería, pero me ha emocionado. 

"disco expres", la revista de música de los años setenta

Aquí está todo, en esta revista en blanco y negro está todo el mundo musical de  mis quince años. Aquí conocí a los Rolling, a los Creedence, a Nina Simone, Jethro Tull, Jim Morrison, los Bee Gees, Pete Seeger, Manolo Díaz, …. y claro, mi adorado Elvis!! Había secciones como “Los Hits del mundo” con las listas de éxitos de un montón de países. Concursos en los que tenías que contestar a una serie de preguntas de contenido. Y por correo postal!!, nada de emails instantáneos o un “me gusta” del FaceBook, allí había que currárselo. 

El precio de cada ejemplar eran 6 pesetas y la suscripción anual, 240 pesetas. No lo recuerdo, pero supongo que tuve que ahorrar lo mío para pagar la suscripción, pero sin duda que mereció la pena. Además, no existía el PayPal para pagar y habría que ir a Correos para poner un giro postal. Toda una parafernalia que hace que mis recuerdos sean aún más interesantes.

Madrid, febrero de 2017

Me recordó la revista hace unos meses José Miguel López en su genial programa de Radio3, Discópolis. Gracias, maestro.


sábado, 25 de febrero de 2017

Visitando a unas amigas en Madrid

Maruja Mallo y Ángeles Santos (Museo Nacional Reina Sofía)

"Un mundo" de Ángeles Santos (1929)
 Y es que son como mis amigas. Me gusta lo que pintaron y me gustan las historias de sus vidas. Siempre que puedo vengo al Reina Sofía a hacerles una visita. La última vez, hace un par de años a Maruja Mallo la tenían de descanso en uno de sus almacenes, pero hoy luce de nuevo en un buen sitio. Es una pena, porque parece que en los depósitos del museo hay bastantes de sus obras y sólo tienen expuestas unas pocas. Debieran hacer una exposición con todas ellas . Ya hubo una hace años, en 2010, en la Real Academia de San Fernando. Allí fue donde conocí a Maruja Mallo y nos hicimos íntimas.

"La verbena", de Maruja Mallo (1929)
Tertulia, de Ángeles Santos (1929)
A Ángeles Santos (*) parece que no la mueven tanto porque las dos pinturas que más me fascinan están siempre en el mismo sitio. Una es una reunión de chicas de lo más interesante, “Tertulia” (1929) y la otra, “Un mundo”, es el no va más. Para mí, casi lo mejor del museo (¡alguien dirá que vaya lo exagerada que soy!). 

No me canso de mirar “Un mundo”, también de 1929.  Podría estar horas, siempre encuentras algún detalle nuevo. Lo encuentro vertiginoso, onírico, inquietante, … Es un lienzo gigantesco de nueve metros cuadrados, que pintó con 18 años. A una edad increíble para alcanzar la fama, en una ciudad como Valladolid, alejada de los grandes círculos artísticos y sobre todo, siendo mujer. Una mujer libre en la España retrógrada de los años veinte. 

Su pintura la  introdujo en los círculos de la vanguardia madrileña y allí conoció a Lorca, a Guillén o a Gomez de la Serna, que cayeron rendidos ante su talento. Este último escribe un artículo en “La Gaceta Literaria” de Madrid en 1930 donde la pone por las nubes. 


Me gusta como empieza el artículo de Gómez de la Serna:

La Gaceta Literaria iberica-americana internacional
La Gaceta Literaria de 1930 (**)

“Cuando vi en la última exposición de otoño el cuadro titulado ‘Un mundo’, me quedé sorprendido como si fuese un dado de gran fortuna que cayese en medio de las jugadas nulas de casi todos los pintores” 

La Gaceta Literaia, Madrid 1930






















También se lamenta de las circunstancias que la llevaron a ser recluida por su padre en un “manicomio”, una “crisis nerviosa” dicen que tuvo. No sé...

Dejó de pintar durante un tiempo y sólo volvió a los pinceles años después cuando se casó con otro artista, el pintor Emili Grau Sala, una interesante historia también. Pero ya sus cuadros no tenían la magia de esa mezcla de surrealismo y realismo mágico de “El mundo”. 

Y vaya puntería que tengo. Cuando estoy escribiendo esto, veo en la programación de Cineteca del Centro de Creación Contemporánea Matadero de Madrid que ha habido un coloquio con el hijo de Ángeles Santos a propósito de la presentación de un documental que RTVE estrena el próximo lunes (27-02-2017), "El mundo de Ángeles Santos" (y que por cierto, no me pienso perder). La pena es no vivir en Madrid para haber asistido a la presentación del documental y al coloquio. A ver, cosas de vivir en provincias…

Recomiendo leer el artículo de Gómez de la Serna y sobre todo, visitar a mis dos amigas en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid.

Madrid, febrero de 2017

(*) A mi amiga Ángeles Santos me la presentó Miguel Blanco. Gracias, Miguel!

(**) Las fotos de la revista La Gaceta Literaria son de unos tomos que tienen encuadernados en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en Ciudad de México.


domingo, 15 de enero de 2017

Mozart moribundo, pero muy vivito


Burdeos es una ciudad preciosa. Merece la pena una visita porque tiene montones de lugares interesantes. También es una ciudad atractiva para vivir; es fácilmente abarcable y está llena de vida.

El Museo de Bellas Artes de Burdeos es uno de los atractivos de la ciudad. Y aunque está en el mismo centro, el edificio está rodeado a una jardín bien monino, con unas sillas de hierro de lo más romántico, aunque también son sillas cotillas, que sirven para pasar revista a los paseantes.... Se llama “Le Jardin de la Mairie”, que para eso está a dos pasos del Ayuntamiento.

Le Jardin de la Marie, Bordeaux
Pero a lo que iba, que me distraigo, al “Mozart moribundo”. Si tuviera que elegir una obra del museo, sin dudarlo sería esta. Es una figura en mármol, de un buen tamaño del italiano Rinaldo Carnielo (1853-1910). Quiere representar los últimos momentos de la vida del compositor. Vemos a un hombre joven, reclinado en un sillón, con la cabeza apoyada en un cojín, que parece que está a punto de morir. 

Mozart expirant de Rinaldo Carnielo
"Mozart moribundo" de Rinaldo Carnielo
Me gusta la figura porque conmueve y además, está llena de detalles, como la partitura que tiene en la mano, ¿su “Requiem”? Vendría muy a cuento, porque parece que el chico andaba enredado por entonces componiendo esta obra. Y murió sin terminarla.   

Desde luego, será una tontería, pero para mí que este moribundo está muy vivito. Está lleno de vida... en mármol, en las salas de conciertos y en el salón de mi casa. Pues eso, que me gusta mucho Mozart!!


Mozart sería la obra elegida, pero hay otras obras interesantes en el museo. Me gustó mucho, por ejemplo, un cuadro de Pablo Picasso, Olga leyendo, de 1921. Es un sencillo retrato de su primera mujer, Olga Kokhlova.


Olga leyendo, Pablo Picasso (1921)


Pilar Otano Cabo
Badajoz, enero de 2017

viernes, 13 de enero de 2017

Mis lecturas mexicanas de 2016

México, lectura sin límite...

Cuando viajo a otro país, me gusta preparar el viaje a fondo. Leo todo lo que se me pone a tiro acerca del lugar en cuestión: algo de su historia, las guías turísticas de rigor, algún blog de viajes, la prensa del país… Suelo seguir en Twitter a personas que me ponen al día de la situación política y cultural del momento. Vaya, que hago una inmersión … casi total!

Y hago también una incursión en su literatura. Suele ser algo liviana, dependiendo del país, pero en este caso, el caso de México de liviana no ha tenido nada. Me ha entusiasmado de tal manera, que he leído un montón de libros, he hecho descubrimientos que ni había imaginado y tengo una lista para seguir este año de 2017 que comienza. 



Mis lecturas mexicanas de 2016


Leí novedades, pero también clásicos. Además, alguna lectura cayó en la visita que hice a la impresionante biblioteca de la UNAM, esa que tiene unos murales impresionantes de Diego Rivera. Allí eché un buen rato leyendo, cotilleando y … ¡¡¡haciendo que mi lista de lecturas mexicanas no tuviera fin!!!

 Y me llamó la atención el sistema de clasificación bibliográfica que utilizan en las bibliotecas en México, el de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América. Imagino que será estupendo, pero yo me hacía un poco lío acostumbrada a nuestro sistema de clasificación decimal. 



Sistema de clasificación de la Biblioteca del Congreso 

Mural de Juan O'Gorman en la biblioteca de la UNAM (*)
Sigo con lo mío, que me distraigo: para las novedades, me ha servido un montón seguir en Youtube las presentaciones de libros que suelen retransmitir en directo desde las distintas Ferias del Libro que hay en México. Así, por ejemplo, los benditos locos de la “Brigada para leer en Libertad” me ofrecieron la oportunidad de escuchar a Elena Poniatowska, a Laura Esquivel, a Paco Ignacio Taibo II, a Juan Villoro… 

Estas son mis lecturas mexicanas del último trimestre de 2016: 

  1. “Querido Diego, te abraza Quiela” , Elena Poniatowska
  2. “Dos veces única”, Elena Poniatowska
  3. “Gringo viejo”, Carlos Fuentes
  4. “Aura”, Carlos Fuentes
  5. “Arráncame la vida”, Angeles Mastretta
  6. “El viento de las horas”  Angeles Mastretta
  7. “Todo Belascoarán”, Paco Ignacio Taibo II
  8. “Las batallas en el desierto”, José Emilio Pacheco
  9. “A Lupita le gustaba planchar”, Laura Esquivel
  10. “Palmeras de la brisa rápida”, Juan Villoro
  11. “¿Hay vida en la tierra?”, Juan Villoro
  12. “Antonieta”,  Fabienne Bradu
  13. “Los pasos de López”, Jorge Ibargüengoitia
  14. “Dos crímenes”, Jorge Ibargüengoitia
  15. “Los conspiradores” , Jorge Ibargüengoitia
  16. “El mago de Viena" , Sergio Pitol
  17. “Yo, la peor”, Mónica Lavín
  18. “Los ídolos a nado”, Carlos Monsiváis
  19. “Las alusiones perdidas”, Carlos Monsiváis

Y tengo otras pocas esperando. También 2017 va a ser un poco mexicano. 

Estando en la biblioteca de la UNAM, leí algunos párrafos de "Las alusiones perdidas", de Monsiváis. Se trata de su discurso cuando recibió el Premio Juan Rulfo, en 2006. Y en la libretina que me acompaña siempre anoté esta frase que me gustó:

"La poesía leída y memorizada en la infancia y la adolescencia favorece también el sentido del ritmo, ese acervo acústico que si no se cultiva, se extingue para dar paso a la sordera"


Badajoz, enero de 2017

(*) Corrijo el dato de los murales de la biblioteca. Yo había entendido que eran de Diego Rivera, pero  Mónica Aguilar, desde México me ha aclarado que "no son de Diego Rivera (el de Rivera es el del Estadio Olímpico Universitario, casi enfrente de la Biblioteca Central) son de Juan O'Gorman, la técnica es mosaico creado con piedras, sí todo son piedras! y para conseguirlas el hombre viajó por todo México". Gracias, Mónica.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Tareas escolares en México


¡Ponte, m’ hijo. P'a la maestra!

Es sábado, no hay escuela los sábados, pero este "chavo" lleva su cartera a la espalda y en la mano su libreta. Los vimos por todo el Centro Histórico de la Ciudad de México (CDMX).

El Templo Mayor. Ciudad de MéxicoCentro Histórico CDMX



Éste de la foto está tomando notas en unos de los numerosos lugares interesantes que hay en la ciudad, el Templo Mayor. El Templo Mayor, un recinto sagrado prehispánico,  era una gran plaza de forma cuadrada que estaba dedicado al dios solar de la guerra (Huitzilopochtli) y al dios de la lluvia (Tláloc). Los gachupines construyeron su catedral sobre estas edificaciones y en 1978 lo descubrieron unos operarios que trabajaban para trazar unas canalizaciones junto a la catedral. Lo que se visita se compone de una zona arqueológica y un museo donde se exhiben montones de piezas encontradas en las excavaciones del centro de la CDMX. Y es impresionante. 


Museo del Templo Mayor

Mictlantecuhtl, en el Templo Mayor
Mictlantecuhtli, el dios de la muerte (*)

Otro muchachito estaba también con sus padres en el Palacio Nacional, visitando lo que llaman "Recinto Homenaje a don Benito Juárez". Aquí me encantó como el padre preguntaba si podían hacer fotos con el móvil (el celular, claro). Explicó al vigilante que el chaval tenía que fotografiarse en el museo para demostrar a la maestra que había estado allí. Así que el papá se volvió y dijo al “chavito”: “Ponte, m’ hijo, p'a la maestra”.  ¿No es genial?

Así que esa fue nuestra frase al hacernos una foto para resto del viaje. Y de lo que estoy segura es de que esos niños van a recordar la historia de Juárez y la de los aztecas mejor que en el más bonito de sus libros de texto.

Pilar Otano Cabo
Ciudad de México, octubre de 2016

(*) Mictlantecuhtli, el dios de la muerte. Me llamó mucho la atención. Dice el cartel que lo explica que está en posición de ataque con garras y cabello encrespado. Y que de la cavidad torácica cuelga el hígado, víscera relacionada con el inframundo donde vive este dios. Pero a mi me parece que está bailando y lo que lleva colgando es una bota para el mezcal o el tequila para la fiesta. Suena menos fiero y me gusta más.





sábado, 22 de octubre de 2016

Vaya pedazo de Feria del Libro

Ya he contado tropecientas veces mi afición por las librerías y las bibliotecas. Pero no se quedan atrás las Ferias del Libro; y si son como esta que traigo hoy aún más. La pena es que voy a llegar un poco tarde. Me explico:

Aquí ando desde hace semanas “mexicanizándome”. Nos vamos mañana a México y me estado empapando bien con todo lo que he tenido a tiro y con lo que he rebuscado por un montón de sitios. He leído novelas, he visto pelis, he escuchado podcasts…. Y me he emocionado con este viaje.


A lo que iba: resulta que la Feria del Libro de Ciudad de México, en el Zócalo (la Plaza de la Constitución, que es enorme y enorme es la feria, claro, para ocupar la plaza!!!!) está celebrándose esta semana. Termina mañana, casi cuando aterrizamos, así que sólo veré como desmontan las carpas durante la semana que viene. Pero no me ha importado porque gracias a las maravillas de Internet he seguido a diario las presentaciones de uno de los foros (y hay un montón), el Foro Bertolt Bretch. 

El Foro Bertolt Bretch es en el que un grupo increíble de activistas culturales que se llaman “Brigada para leer en libertad” (me encanta el nombre) han montado un programa de lo más interesante. Presentaciones de libros y debates de lo más atrayente. He podido escuchar a Elena Poniatowska, a Laura Esquivel, Monica Lavín, Anamari Gomís…  y a muchos más... Y a un montón de periodistas comprometidos con su país y su gente.

Paco Ignacio Taibo 2, un tipo con una vitalidad y unas ganas tremendas de compartir conocimiento  (excelente escritor y comunicador) está coordinando el evento con Paloma Saiz, luchadora por llevar la lectura a todos y a todas partes, y su genial brigada

Animo a quien le apasionen los libros como a mí, que meta un poco la nariz en el canal que estos benditos locos tienen en Youtube y que se acerquen a su blog. Son una pasada. 

Badajoz (España), octubre 2016







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martes, 11 de octubre de 2016

Coartada literaria en Burdeos. Flora Tristán

Flora Tristán, pionera del feminismo y del sindicalismo.

Buscaba una coartada literaria para nuestro viaje a Burdeos este verano. Me gusta seguir los pasos de un libro o de un autor en las ciudades que visitamos; para mí es un atractivo más. Además, me suele proporcionar lecturas colaterales muy interesantes como ha sido en el caso de Flora Tristán.

Era fácil elegir porque hay varios escritores que tienen relación con Burdeos, pero cuando me topé con Florita lo tuve claro. Es un personaje fuera de serie y me he metido de cabeza en su vida y en sus libros.

Biografías de Flora Tristán y La Unión Obrera


¿Una mujer pionera en la lucha de los derechos de la mujer y de los trabajadores en la primera mitad del siglo XIX? Pues si, eso fue Flora Tristán. Gran lectora, autodidacta y activista social, pronto tuvo muy claro que la única forma de cambiar las cosas era mediante la organización de los trabajadores y de las mujeres, convirtiéndose así en precursora del socialismo internacional. 

Resulta que es ella la creadora de la consigna “¡Proletarios del mundo, uníos!” atribuida siempre a Karl Marx. De hecho, Marx en uno de los libros que escribió con Engels menciona a nuestra Florita como alguien de ideas muy avanzadas.

La vida de Flora Tristán fue difícil, pero apasionante. A mi me ha emocionado. Así que recomiendo la lectura de cualquiera de sus biografías…. Una de ellas es la que Mario Vargas Llosa hace en “El paraíso en la otra esquina”(Alfaguara, 2003), novelando su vida y alternándola con la de su nieto el pintor Paul Gauguin. No tienen mucho que ver, pero resulta curioso. 
Mario Vargas Llosa


Flora Tristán, pionera, revolucionaria y aventurera del siglo XIXFlora Tristán: Feminismo y Socialismo en el siglo XIX


He leído también su manifiesto “La Unión Obrera”, de una actualidad apabullante a pesar de haber transcurrido casi 200 años. Y me interesó mucho como pasó los últimos años de su vida. Se dedicó a liarla parda. Viajó, sola y enferma, por un montón de ciudades reuniendo a los obreros de las fábricas, tabernas y talleres para presentarles su librito y animarles a que se organizaran para luchar por sus derechos. ¡Podemos imaginar la reacción de patronos, comisarios, gobernantes y clerigalla varia…!! Una mujer valiente donde las haya, murió a los 41 años en Burdeos cuando se encontraba en plena gira de difusión de sus ideas revolucionarias. 

Flora Tristán

En su entierro, el 16 de noviembre de 1844, una comitiva la acompañó a pie desde la Rue Saint-Pierre hasta el Cementerio de la Cartuja: escritores, abogados y obreros siguieron su cuerpo, transportado por hombres que se turnaban a lo largo de todo el camino. Se abrió una suscripción popular para hacerle un monumento y ocho mil personas acudieron a su inauguración en el Cementerio de La Chartreuse

La ciudad de Burdeos, donde pasó los últimos meses de su vida y donde está enterrada, reconoce su valía. Existe una biblioteca con su nombre y el Instituto Cervantes tiene una de sus rutas dedicada a ella. La casa donde murió, la del matrimonio Lemonnier en la Rue Bahutiers, tiene una placa en la puerta (muy poco visible, por cierto) y allí nos plantamos para tener un recuerdo de nuestro viaje a Burdeos y de Flora Tristán. 

Casa de los Lemonnier en Burdeos donde murió Florita



Algunos libros de Flora Tristán:
  • Peregrinaciones  de una paria
  • Paseos por Londres
  • La Unión obrera


Biografías de Flora Tristán:
  • Mario Vargas Llosa, El paraíso en la otra esquina, Alfaguara, 2003
  • Evelyne Bloch-Dano, Flora Tristán, pionera, revolucionaria y aventurera del siglo XIX, Maeva, 2002
  • Jean Baelen, Flora Tristán: Feminismo y Socialismo en el siglo XIX, Ediciones Taurus. 1973