Tradiciones mexicanas. Día de Muertos
Gran suerte fue la nuestra por haber podido visitar México por estas fechas del Día de Muertos. Sencillamente me impresionó y disfruté aprendiendo de esta tradición entrañable. Y como todos los años por estas fechas, Halloween es el tema de conversación en los cafés y motivo de escritura en la prensa, yo voy a hacer lo propio. Y que vaya por delante que me gusta más la fiesta mexicana.
Concurso de ofrendas "Conmemora a tus muertos" |
En aquel viaje, busqué con ahínco algún atisbo de Halloween en medio de todo aquel tremendo barullo que era la Ciudad de México. Y no lo encontré.
Encontré altares, ofrendas, pan de muertos y calaveritas de azúcar
Aunque parezca un contrasentido, la fiesta del Día de Muertos de México es una costumbre amable y lúdica en la que se celebra la vida. Es un ritual de color lleno de símbolos. Todos se preparan para recibir las almas de los que se fueron para reunirse con ellos durante un rato. ¿A qué impresiona? A mí me impresionó. Me pudo parecer folklórico ver las calles con los altares y las ofrendas; también en los bares, restaurantes y tiendas; en las escuelas, las bibliotecas, la universidad… Pero cuando una amiga me contó como en su casa, como en casi todas las casas, una habitación se dedicaba estos días al altar de sus difuntos, entonces fue cuando pensé que esto era serio de verdad. Que no era sólo fiesta.
Todo el Centro de Secundaria volcado en las actividades del Día de Muertos |
Hay alegría y respeto en esta mezcla de tradiciones aztecas, mayas y cristianas que dan un sentido diferente a la fiesta. Mientras que en Halloween hay algo de macabro, atroz y violento, en el Día de Muertos mexicano hay color, hay tradiciones, hay comida y bebida y, sobre todo, hay reencuentro. Aunque no es mexicano, Tim Burton en su película “La novia cadáver” acierta en esta idea de reencuentro, que los que se han ido sepan que no se les ha olvidado. Así, podemos ver el emotivo encuentro del nieto con su abuelo o del perro con su amo.
Disfruté en CDMX con toda esa locura que nos rodeaba. Impresionante el colorido del Desfile de Alebrijes (había unas 200 en el Paseo de Reforma) o el interminable y variopinto Desfile Internacional del Día de Muertos. ¿Se imaginan el caos de tráfico ese día en una ciudad caótica en sí?
Muy literario el altar de la biblioteca de la UNAM |
Me gustaron las decoraciones de papel picado, las flores de cempasúchil (aquí las llamamos tagetes). Me impresionaron algunos de los altares como el que había en la universidad recordando a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Altar en recuerdo de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa |
Y lo que más, las catrinas, esas calaveras que hace mas de cien años ideó el caricaturista José Guadalupe Posada y que Diego Rivera popularizó con ese nombre. Yo traje mi catrina particular y una postalita para la pared viajera de mi estudio de la pintura de Rivera, “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” donde una Catrina es el centro de la imagen.
“Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” en el centro. |
... y mi Catrina de barro de Capula, Michoacan (creo...) |
¿Peligro de la explotación turística y comercial?
Se está extendiendo últimamente el temor de la introducción de los vampiros, espectros e historias de terror en las escuelas. Esa es al menos la percepción de algunos profesores que están viendo cómo también sus libros de texto van restando protagonismo a su fiesta en favor de Halloween. ¿Será por este temor por lo que la fiesta del Día de Muertos ha sido incluida dentro de la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO?
Veremos…
¿Y por aquí?
Pues por aquí, en nuestra tierra, también vamos a los cementerios. No llevamos comida, como hacen México, pero comemos castañas, buñuelos de viento y huesos de santo. En nuestra casa, ya hemos comido los de la Pastelería La Cubana, la de los vergaras que ya conté otro día. ¡Son los mejores!
Huesos de santo y buñuelos de viento en La Cubana de Badajoz |
Pilar OTANO CABO
Badajoz, España
2 de noviembre de 2019, Día de Muertos