martes, 16 de agosto de 2016

Un día en Moscú

Plan completito para un día en Moscú. Julio 2016

Este día resultó genial, porque aunque lo teníamos casi todo planeado, fueron surgiendo cosas que incluso mejoraron nuestro plan. 

Esta es una propuesta para tener una visión de varios aspectos de Moscú cuando no hay demasiado tiempo, al haber seleccionado en cada sitio lo que nos resultaba más sugerente.

En el recorrido hay dos museos : el Museo Pushkin de Bellas Artes y el Museo Glazunov; la Catedral de Cristo Salvador, un paseo hacia la zona "hipster" de Octubre Rojo para comer; y otro paseo hacia la calle peatonal de Arbat por el Bulevar Gogol a tomar el cafelito.

No parece mal plan, ¿no? ¿Comenzamos?





MUSEO PUSHKIN DE BELLAS ARTES

El Museo Pushkin está cerquita del Kremlin y además se llega en Metro muy bien; la estación más cercana es la de Kropótkinskaya (Línea 1 Roja). Su visita puede llevar el día entero por la enorme cantidad de piezas que tiene, así que lo que hicimos fue seleccionar lo que más nos podía interesar, como solemos hacer en los grandes museos. 

El museo Pushkin de Bellas Artes  tiene varios edificios. Como abrían a las once,  estábamos allí un rato antes para aprovechar el tiempo y ya había una buena cola en el edificio principal. Nos dimos cuenta que en el segundo edificio no había nadie y decidimos empezar por allí y nos alegramos porque ese edificio encontramos una maravilla. Se llama la “Galería de arte de los países de Europa y América, siglos XIX-XX” donde encontramos una super colección de pintura. Así pudimos pasear con toda tranquilidad entre una destacada selección de impresionistas, posimpresionistas, neoimpresionistas y varios “istas" más: Matisse, Gauguin, Cezane, Degas, Renoir, Picasso, Monet… Dejan hacer fotos, así que hicimos nuestra selección. De verdad que merece la pena. 



Matisse en Moscú
"La Danza" de Matisse, uno de mis favoritos.

Sin embargo, el edificio principal debe ser el más valorado por los lugareños porque había mucha más gente. Allí están los fondos antiguos y las exposiciones temporales. 

Hay varios miles de obras “originales” (pintura, escultura y artes decorativas) que incluyen desde el Antiguo Egipto, Grecia, Roma y Bizancio hasta la pintura que alcanza el siglo XVIII, donde se encuentran los mejores como Rembrandt o nuestros Zurbarán, Murillo o Ribera. 

Recalco lo de “originales” porque una cosa curiosa del Museo Pushkin es la enorme sección de copias. La cosa tiene su historia y es muy interesante. Resumiendo, el museo fue creado a comienzos del siglo XX con fines educativos. Las copias de grandes obras maestras servían de modelo y de estudio para los alumnos de la universidad y más adelante, en la época soviética, como una manera de educar al público en general. Lo que es triste es que encuentres en Internet comentarios despectivos al respecto sin explicar los motivos y sin aclarar la inmensa cantidad de obras maravillosas y originales que hay.

Para esta parte del museo llevábamos tres "tareas". La primera era la búsqueda del "Papiro de Moscú" para Lorenzo, nuestro matemático en el grupo, que allí como están en Moscú no lo llaman así. Es un pequeño fragmento donde se aprecia uno de los problemas matemáticos que hay en sus ocho metros de largo. 

Papiro de Moscú en el Museo Pushkin
Papiro de Moscú

La segunda tarea era ver la "Olympia" de Manet que estaba en este museo como exhibición temporal en préstamo del Museo d’Orsay de París. El interés venía porque esa pintura aparecía en una novela que había leído en una lectura conjunta con un grupo de amigas: "Servidumbre humana" de William Saumerset Maugan. Una tontuna, pero me gustó.

Olympia en Moscú, préstamo del Museo d'Orsay de París
Olympia, de Manet

Y la tercera tarea no la pudimos completar, pero la pongo aquí porque la creo interesante y recomendable; y así tengo otro motivo más para volver a Moscú. Se trata del Tesoro de Troya. No es que a mí me emocione demasiado el joyerío, pero la historia que hay detrás de estas es emocionante: la historia del arqueólogo Heinrich Schliemann es muy interesante. 

Y aunque hablo de ella en otro sitio, no quiero dejar de mencionar a Irina Antónova, presidenta del Museo Pushkin y que ha sido su directora hasta 2013, llevando al museo a  lo más alto. Tiene en la actualidad 95 años y da gusto oírla hablar. Ella es la responsable de una gran cantidad de intercambios culturales con grandes museos de medio mundo.


MUSEO GLAZUNOV

El Museo Glazunov está justo enfrente del Pushkin, sólo hay que cruzar la calle. Este es un museo poco conocido, o al menos poco recomendado en las guías turísticas al uso. Leí algo de este polémico  señor en el libro de Daniel Utrilla y me fascinó su obra.

Ilya Glazunov nació en 1930 y en la actualidad vive en el palacete dónde está ubicado su museo. Pero hasta llegar ahí ha pasado por difíciles etapas en su vida. Monárquico declarado y anti soviético confeso, mantuvo una relación de amor y odio con el régimen comunista.

Ha tenido una vida intensa. Testigo y víctima de las atrocidades de la Gran Guerra Patria (que así llaman en Rusia a la Segunda Guerra Mundial) y con profundas ideas religiosas, estuvo a punto de ser deportado. Todo dio un giro cuando en 1981 lo pusieron al frente de un museo de artes decorativas soviético y pudo trabajar, junto con su esposa, en los decorados de la Ópera en Odessa.

A mí no es que me emocione demasiado la pintura histórica y religiosa, pero la de Glazunov es muy interesante. En primer lugar, por el tamaño tan impresionante de sus cuadros, pero sobre todo por la mezcla de figuras que incorpora, a veces de una forma bastante transgresora. Hace un recorrido por la historia de Rusia y del mundo, colocando personajes perfectamente reconocibles muchos de ellos.


Ilya Glazunov
El mercado de nuestra democracia, Ilya Glazunov (1999)

La otra faceta de Glazunov que me ha gustado es la colección de ilustraciones de la obra de Dostoievski, con cuya filosofía y forma de ver el mundo se siente muy identificado.



CATEDRAL DE CRISTO SALVADOR SALVADOR

Daniel Utrilla la llama la “catedral de quita y pon” y me gusta mucho como la describe en “A Moscú sin Kaláshnikov”: 

“En la margen izquierda del río, como si se hubiera escapado del huerto catedralicio del Kremlin, emerge con la rotundidad solitaria e inapelable de un iceberg la catedral de Cristo Salvador, el mayor templo ortodoxo de Moscú y del mundo, que fue dinamitado sin contemplaciones por orden personal de Stalin en 1931 y que Yeltsin volvió a recolocar sobre el tablero de la capital en 1997. Como un reflejo henchido, rotundo y fondón del espigado campanario del Kremlin, la catedral resurgió en su sitio como caída del cielo tras dos años de trabajos a contrarreloj para llegar a tiempo al 850º aniversario de la ciudad, envuelta la obra por la premura de las grandes gestas cósmicas.” (p. 185)

La historia de la “catedral de quita y pon”  es cuanto menos curiosa. La mandó construir el zar Alejandro I como monumento a la victoria sobre Napoleón en 1812. Tuvieron que pasar  setenta años y tres zares más (en realidad cuatro) para que se inaugurara en 1882. Así que tardó en construirse más tiempo del que estuvo en pie, porque tras la revolución, en 1931, fue demolida para construir en su lugar un mega edificio, el Palacio de los Soviets, que tendría que ser el edificio más alto del mundo.

Pero no llegó a construirse y en los años sesenta se reconvirtió en una gran piscina pública circular, desde luego la más grande del mundo, hasta que la catedral fue construida de nuevo en la era Yeltsin e inaugurada en 1997, algo así como un "ave fénix acuática"

La catedral en si, no es de las más bonitas. Para mí, merece la pena más la pequeña iglesia que hay en el sótano. Y atención los chicos, que no pueden entrar en pantalón corto y para todos en general: no se puede hacer fotos en el interior.


Si quieres saber más cosas de la catedral puedes leerlo en esta otra entrada del blog.

Cristo Salvador en Moscú
Catedral desde el Puente del Patriarca
Cristo Salvador y Puente del Patriarca
Catedral de Cristo Salvador y Puente del Patriarca



































Al salir de la catedral es interesante cruzar el Puente del Patriarca, que es como el rey de los selfis: es peatonal y la visión de la catedral es perfecta. También hay grandes vistas del río Moskova, del Kremlin por un lado y por el otro, la gigantesca estatua  de Pedro I el Grande (que por cierto parece Colón subido en una carabela!) y la antigua fábrica de chocolate Octubre Rojo.  


Estatua de Pedro I el Grande desde el puente del Patriarca

Y ahora …. a comer!!! 

Cruzando el Puente del Patriarca hay una especie de pequeña isla, formada entre el  Moskova y un canal de drenaje del río. Es la isla Bolotni, pero todo el mundo la llama de Octubre Rojo. Es la isla de la cultura indie, el contrapunto del beaterío ortodoxo de la otra orilla. La fábrica y sus alrededores se ha transformado en el paraíso bohemio o hipster o como quiera que se llame ahora. El caso es que la movida es fantástica: galerías de arte, estudios de diseñadores, cafeterías y restaurantes. 

Nosotros comimos muy bien en la terraza del Strelka (Institute for Media, Architecture and Design), que un centro cultural modernino, donde hacen cantidad de actividades y aquel día estaban preparando el escenario para una de ellas. Comimos en muy bien en la terraza con estupendas vistas al río y a la catedral; y en la librería compré un imán para el frigo con "El obrero y la koljosiana" en versión Mundial 2018

AQUÍ están todos menús del Strelka.

Por la tarde...

Después de comer dimos un buen paseo hasta llegar a la Calle Arbat. Desde la estación de Metro de Kropotkinskaya (hay que cruzar de nuevo el puente) parte un bulevar muy agradable, el Bulevar Gogol. Se llama así porque un extremo del bulevar lo preside una estatua de Nicolai Gogol. Me ha gustado este paseo bajo las sombras de una buena arboleda  en el que te encuentras con unos tenderetes donde artistas locales venden sus artesanías. Al mismo tiempo que forman sus tertulias, te ofrecen sus obras. Tenían pinta de enrollados, lástima de no hablar ruso porque hubiera sido un buen rato.


Nicolai Gogol en su bulevar

Hacia la mitad del bulevar hay un monumento muy original al escritor Mijail Sholojov, Premio Nobel en 1965, el de "El Don apacible".
Monumento al Premio Nobel, M. Sholojov


Y así, llegamos a la famosa calle peatonal, la Calle Arbat. Llena de gente, de tiendas, de cafés y restaurantes; con algún que otro puesto de dulces y helados (van quedando pocos) y bastantes artistas callejeros. "Parece" una calle peatonal más, como las que hay en muchas ciudades, pero es el típico sitio en el que te sientas a tomar un café y puedes ver a los lugareños en su salsa. ¡Y a mí eso me encanta! 



Cafeterías tuneadas

Mariscal Zhukov, héroe de la Gran Guerra Patria
Al fondo, mural del Mariscal Zhukov en la calle Arbat

Al rico helado!!
¡Al rico  helado!... y ¡al rico Kvas!!!
Y he dicho más arriba que "parece" una calle peatonal cualquiera, porque no lo es. Y no lo es porque no en muchas típicas calles peatonales comerciales tienen un pedazo de teatro, con la solera de casi cien años, como es este Teatro Vakhtangov. Y para llamar la atención de los paseantes tienen en la puerta una fuente con una escultura bien monina de la Princesa Turandot, la de la ópera de Puccini. ¡Mola!

Teatro Vakhtangov en la Calle Arbat de Moscú
La Princesa Turandot en el Teatro Vakhtangov en la Calle Arbat 



Y después del descanso en una terracita, puedes volver en el Metro. La estación Arbatskaya es una de las imprescindibles, así que aprovecha para disfrutarla. 


Estación Arbatskaya







viernes, 12 de agosto de 2016

¡Glamour… en un Carrefour!

No me he sentido mejor haciendo la compra que en un Carrefour de Burdeos porque  tiene un glamour especial. Sólo íbamos a comprar algo para hacer los bocadillos para el viaje y nos encontramos con un edificio muy curioso y además…. había un chico tocando un piano; ¡y eran las 10 de la mañana!! 



Este Carrefour está en el sótano de una galería comercial circular, que está en una plaza también circular. La plaza se llama “des Grands Hommes” y la galería también, claro. Está en todo el meollo de la zona noble de Burdeos, lo que llaman “el triángulo”, que es como un triángulo de oro. A pesar de estar rodeado de tiendas de mucho lujerío, nos han contado unos lugareños que el supermercado no es más caro que otros de la ciudad. Así que compramos los bocatas, rodeados de glamour y de música de piano.



El mercado tiene su historia. Es un edificio moderno, de 1991, de hierro fundido y cristal, que tiene algún premio, pero que acarreó su polémica como siempre pasa cuando se hace algo nuevo en una ciudad. 

En realidad el mercado, que sólo era de alimentación en un principio, viene de finales del siglo XIX y fue sustituido por una mole de hormigón, bastante fea parece ser, en 1961. Cuando se derribó a finales de los ochenta, los bordeleses se quedaron de piedra ante el gran agujero y reclamaron una rápida reconstrucción del mercado. Ahora todo el mundo está muy contento con la obra. A mí me ha parecido muy bonito. Además me gusta su nombre: “Mercado de los grandes hombres”. Montesquieu, Rousseau y Voltaire dan empaque a un bocadillo de “jamón de París”. 

Burdeos, agosto de 2016






jueves, 4 de agosto de 2016

Floristerías de guardia en Rusia

¿Necesitas una floristería de guardia? No, una farmacia, no. He dicho una floristería. En Rusia la encuentras sin problema. Hay floristerías de guardia, las 24 horas. 

Eran casi las doce de la noche y me pareció ver que había una abierta. “Estarán limpiando”, pensé. Pero había gente dentro y estaban comprando flores. En el escaparate había un letrero luminoso que decía 24. No entendía lo que ponía detrás de 24: “часа”, pero se entendía perfectamente. 

 Flores 24 horas en Yaroslav (Rusia)
Flores las 24 horas en Yaroslav (Rusia)


A partir de ese momento, fui prestando atención a las floristerías y encontré el “цветы 24 часа” ( Flores 24 horas) unas pocas de veces. Me ha encantado, que te regalen flores a cualquier hora me ha parecido de una sensibilidad increíble; ¡un punto más para los rusos!

  Flores 24 horas en Moscú
цветы 24 часа в Москве

Ya había leído que en Rusia se estila mucho lo de regalar flores para cualquier evento. Eso no es nada excepcional, en todos sitios hay flores y se regalan flores. Pero pregunté a una lugareña, a una rusa de pura cepa y me contó toda la parafernalia en torno a las flores. Me dijo que cualquier momento es bueno para regalarlas y enumeró posibles situaciones, que no sé si voy a ser capaz de recordarlas todas. 

Por ejemplo, si vas a visitar a alguien en su casa, aunque sean tus padres, tienes que llevar flores; si has quedado con una chica en una cafetería, tienes que esperarla con un ramo de flores; al profesor, cuando comienza el curso, cuando termina, antes de un examen después del examen…. Ufff!!! yo creo que aquí se estaba quedando un poco conmigo. Y por supuesto, a los difuntos. No sólo en el entierro y en fechas señaladas, que también se le lleva flores a los ocho días, al mes y no se cuantas veces más. 

Eso sí, ojito con el número de flores que se regalan. Tienen que ser impares,  que las pares son solamente para los difuntos y debe dar un yuyu que te regalen flores pares!!! Creo que en Rusia son muy, pero que muy supersticiosos. 

Moscú, julio de 2016



miércoles, 3 de agosto de 2016

Moscú 2016: ¿Bajamos al Metro?

Si vas a ir a Moscú, puede que te plantees la pregunta de si será complicado usar el Metro, sobre todo por el idioma. Además, hay mucha leyenda urbana sobre si es o no es seguro… He llegado a pensar si no sería una estratagema, no sé si legítima por otro lado, de las numerosas agencias que ofrecen “recorridos guiados” por las estaciones más famosas.



Pero a nosotros nos pareció más interesante ir por nuestra cuenta. Por un lado, usarlo como medio de transporte para ahorrar tiempo y agujetas en las largas distancias, pero también para visitar ese otro museo que tiene Moscú en sus entrañas. 

Líneas de Metro. Moscú


El Metro de Moscú es sencillo y divertido. Es sencillo porque todo está automatizado, como en cualquier otra ciudad. Aunque las máquinas donde puedes comprar  los billetes son fáciles de usar, lo mejor es ir directamente a la ventanilla y usar el ”método digital”, que consiste en señalar con los dedos cuantos billetes quieres, a 50 rublos el trayecto, sobre 0,70 €. Y la señora de la ventanilla, porque son siempre señoras, no tiene ningún problema en entenderte porque deben estar más que acostumbradas. Así que primer problema resuelto. Además hay vigilantes en la entrada que te ayudan si tienes alguna dificultad.


Billetes del Metro de Moscú
Billete de Metro y máquina expendedora

Otro problema que se puede plantear es el de aclararse con las distintas líneas, por los nombres en cirílico. Aquí os propongo varios trucos, pero verás como al rato de estar dentro os habéis familiarizado con los nombres, aunque sólo sea considerando las palabras como si fueran dibujos:

1. Utiliza mi super chuleta del cirílico y practica con los nombres de las estaciones un poco antes del viaje. Yo lo hacía como un juego, como si hiciera el Sudoku del día.

2. La aplicación para el teléfono "Yandex.Metro" funciona muy bien aunque no tengas Internet (además, hay Internet en el Metro). La app es rusa, pero tiene la opción en inglés, por lo que es fácil leer los nombres de las estaciones.


Wi-FI y App del Metro de Moscú
App y WI-FI en el Metro de Moscú

3. Una curiosidad para estar seguros de ir en el sentido correcto: una vez que estás dentro del vagón, por los altavoces te van indicando la línea en la que vas y cuál es la siguiente estación, como en cualquier línea de Metro del mundo. Pero al ser en ruso...., uff!! no hay forma de saber que dice. Pero hay un truco: si la voz es de hombre, vas en dirección al centro de la ciudad. Si por el contrario, la voz es femenina, es que vas en dirección contraria al centro.

¿Y si estás en la línea circular que es donde están casi todas las estaciones súper chulas? Pues también funciona el truco: la voz masculina indica que vas en el sentido de las agujas del reloj y si la voz es de mujer, es que vas en sentido contrario.

4. Hay mucha vigilancia. Los policías con sus super gorras suelen ir de cuatro en cuatro y son casi siempre chicos jóvenes que hablan inglés. Así que cuando hemos tenido alguna duda, nos la han resuelto amabilísimamente. ¡Vaya que ha cambiado el país!, porque estos policías me han recordado a otros policías gigantones que en el metro de San Petersburgo nos pusieron una multa por hacer una foto. Y de eso hace solo 12 años. Lo más genial a propósito de las fotos es el punto rojo que hay en el suelo en los lugares más emblemáticos del Metro para indicarte la distancia perfecta para el selfie. ¡Igualito que en 2004!




selfie

Y lo más divertido es el orden en las larguísimas escaleras mecánicas que te llevan a las tripas de Moscú.  ¡No puedes desmandarte ni un segundo! Todo el mundo se "tiene" que situar a la derecha, en fila. No puedes ir haciendo el típico corrillo que a los españoles nos gusta tanto para ir hablando todos al mismo tiempo. Pues no, porque en la parte de abajo de cada tramo hay una garita con una señora (señora, otra vez) que te recrimina por un altavoz si haces algo que no debas como, por ejemplo, no situarte correctamente. Yo no entiendo una patata de ruso, pero pude comprobar que esto era así por el bocinazo que le dio una de ellas a un niño que iba haciendo el cabra por el tramo de subida mientras nosotros bajábamos. El chiquillo dio un par de brincos y se colocó la mar de derechino, con la consiguiente regañina de su madre. Estaba clarísimo, y sin saber ruso!!!


En fin, en mi proceso de “rusificación” al empezar a preparar nuestro viaje a Moscú, decidí diversificar mis lecturas cuanto pude. Una de ellas fue la web de la agencia de noticias rusas Sputnik. De ahí es este enlace  donde están “Los datos más curiosos sobre el Metro de Moscú”. Que no quiero dar números aquí, sino contar nuestra experiencia porque insisto que ¡todo en fácil en Moscú! Así que si os interesan los datos, ahí hay lectura. 

Y en otra entrada hablaré de las maravillas que encuentras en el Metro de Moscú: “Un palacio de los zares para el pueblo”


lunes, 1 de agosto de 2016

La Plaza Roja de Moscú



Llegamos a Moscú a última hora de la tarde, era julio con un tiempo fantástico. Nos esperaba un plan bien completo al día siguiente, pero había que salir, había que ir a la Plaza Roja de inmediato.

Entramos por donde corresponde, por la Puerta de la Resurrección después de pisar el Kilómetro Cero. La puerta por donde pasaron los reos camino del patíbulo; por donde entraron los zares y por donde acudieron “los obreros de las fábricas de los barrios que traían a sus muertos” (1) un día de aquel octubre de 1917.




Al entrar no vi la plaza, es decir no presté atención al espacio central porque los edificios que la rodean me sobrecogieron. ¡Qué extraña sensación! Una mezcla de edificios sin relación aparente entre ellos, tan perfectos, tan limpios. Cada uno con su historia, todos ellos testigos de increíbles episodios que estremecieron el mundo. Me dieron entonces ganas de girar sobre mi misma, para no pasar por alto ningún detalle. La había visto tantas veces en el cine…., pero no, no era lo mismo. 

Y de pronto miras la plaza. No hay nada, es un espacio muy limpio y cuidado, pero sin nada. No hay bancos, ni árboles, ni fuentes, como en las plazas que yo conozco. Entonces me doy cuenta de la gente que nos rodea, todo el mundo tan asombrado como yo. Haciendo fotos y más fotos. Y pienso que es eso, que la Plaza Roja son la gente que está allí, que esa es su grandeza. Ahora somos los turistas con nuestros teléfonos inteligentes y los palos de selfies, pero antes fueron otros muchos los que escribieron la historia de la humanidad en esta plaza. Y para eso está Lenin en su mausoleo para recordarlo. 


Lenin en la Plaza Roja en 1919
Discurso de Lenin en 1919


Imaginé en ese momento a la muchedumbre escuchar y aclamar a Lenin en la tribuna; también imaginé a los moscovitas celebrando el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi cada nueve de mayo con los grandes desfiles que retumban en el empedrado tan lustroso…, porque la Plaza Roja tiene algo de sagrado, que para eso es el corazón de Moscú.
  


Pero quise llevarme otra visión más amable de la plaza. Entonces pensé en la anécdota del joven alemán que posó su avioneta en la plaza en 1987; me imaginé como sería el “Festival del Libro” que hay en junio en la plaza para conmemorar a Pushkin; y me vino a la cabeza entonces un disco, un vinilo, que mi cuñada Estrella me trajo de Moscú hace ya años y que recogía el “CHOBA B CCCP” (Back in the URSS), el concierto que Paul McCartney dio en la Plaza Roja en mayo de 2003.  Lo estoy escuchando mientras escribo esto, aunque se me viene a la cabeza todo el rato “La Internacional”

Julio, 2016

Paul McCartney, "Back in the URSS"


(1) John Reed, Diez días que estremecieron el mundo


lunes, 25 de julio de 2016

Trucos para manejarse en Moscú

Voy a necesitar al menos varias semanas para ordenar todo lo que hemos visto en Moscú. Ha sido un viaje excepcional y Moscú una ciudad fantástica. Ya irá saliendo todo poquito a poco.

Así que voy a ser práctica y empezar con las herramientas que a mí me han servido para manejarme en la ciudad.

El alfabeto cirílico

No pretendía leer ruso ni hablarlo, claro,  pero si necesitaba leer los nombres de las calles, las estaciones de metro o los nombres de algún restaurante, museo o una tienda. Así que me puse manos a la obra, buscando vídeos Internet donde enseñan el alfabeto cirílico y me hice mi chuleta particular. Luego practiqué un poco con el mapa y me di cuenta de que es muy sencillo. 
Para entender el alfabeto cirílico
Mi chuleta para descifrar el alfabeto cirílico
De todas formas, me habían dicho, y también lo había leído, que los moscovitas hablaban  poco inglés.  No lo sé, pero lo que hemos podido comprobar es que cuando nos ha hecho falta la gente ha respondido en inglés sin problema; como en cualquier otro país. 


Internet

Hay wifi en bastantes sitios, en los hoteles, en algunos bares y en el Metro. Pero yo necesitaba estar conectada más tiempo, para consultar los mapas, algún horario de museos o para el traductor de Google, que ha sido muy útil (para los Androids funciona sin Internet, pero no para mi iPhone). Así que compré una tarjeta SIM  prepago para el teléfono.


Megafon Sim Card Russia

Ha sido sencillo y barato. Hay varias compañías telefónicas, pero la que más he visto es Megafonмегафон), que es donde he comprado la tarjeta. Tienen muchas tiendas en Moscú, sobre todo en los pasos de peatones subterráneos y en algunas entradas del Metro. 

Yo compré una de 4Gb y me costó 310 rublos, que es un poco más de 4 . Ha merecido  la pena. El chico de la tienda puso la tarjeta y comprobó que funcionaba. Se ve que están muy acostumbrados a hacerlo. Eso si, es obligatorio presentar el pasaporte. 

Y es necesario que el teléfono esté liberado para poder usar la tarjeta rusa. Así que es recomendable averiguarlo antes de salir de viaje. 





Aplicación Traductor de Google

La app para el teléfono del traductor de Google también es muy práctica porque tiene la opción de traductor con cámara. Haces la foto al texto en ruso y  lo traduce. A mi me ha parecido genial, sobre todo en un país como Rusia cuya lengua es un poquito enrevesada ;-)

Además del clásico diccionario y de la traducción con cámara, traduce cualquier frase hablada, lo cual es una maravilla. Uff, parece que tenga acciones en Google, pero no. ¡¡¡Ya me gustaría!!!





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viernes, 22 de julio de 2016

Las obras de Moscú

El oro de Moscú, no; las obras de Moscú!!! 

En Moscú se están preparando a fondo para el 2018. No sólo los futbolistas, que están un poco de capa caída estos días, sino la ciudad entera. Andan de obras, ensanchando los acerados (¡que de por sí son anchos!) y repuliéndolo todo. 


Preparados para el Mundial de fútbol Moscú 2018
El obrero y la koljosiana en 2018 (1)

Hasta aquí es normal, que quieran mostrar al mundo la casa arregladita. Pero lo más genial es el ritmo vertiginoso al que trabajan. Hacen tres turnos, de modo que trabajan hasta de noche y los fines de semana. Así, el día que llegamos, lo que es como la Gran Vía, la calle Tverskaya, estaba toda levantada, era complicado transitar tanto para peatones como para vehículos. Nos fuimos un par de días y al volver estaba todo terminado, los acerados, el asfalto, la pintura de la calzada y … hasta los nuevos maceteros tenían flores y árboles. 

Viendo esto, comprendo la rapidez con que los rusos se han recuperado siempre de las guerras en las que han andado metidos.

Eso sí, trabajando sin casco, cortando con la radial a pelo y pasando la gente por donde trabajaban. Aunque “decoran” las vallas de obra  con la biografía de escritores y músicos importantes o imágenes de monumentos. Me gusta lo leídos y cultivados que son los moscovitas.  Habrá que volver después de 2018 que va a quedar bien monino Moscú, y mira que ya es bonita esta ciudad!!




Y para compensar al turista y sobre todo al ciudadano moscovita está el “asunto flores”.  Pero esa es otra historia. 

(1) De "El obrero y la koljosiana", los de verdad,  los que son inmensos y una maravilla hablaré otro día. Me impresionaron. Este es uno de los imanes para mi colección del frigorífico y un guiño al Mundial de fútbol. 

El autor del impresionante vídeo de YouTube es Dmitry Chistoprudov, 26 julio 2016.


Moscú, julio 2016


Las obras van que vuelan en Moscú



Obras en Tverscaya
Tverskaya Ulitsa desde la terraza del Hotel Ritz








miércoles, 20 de julio de 2016

Volamos hacia Moscú…


Bueno, más bien desde Moscú. Ya estamos de vuelta de una semana que, eso si,  se ha pasado volando!!  Ahora toca rumiarlo todo y digerirlo para poder contarlo… 

Hemos hecho y visto un montón de cosas, pero traigo en la mochila otro montonazo que no ha dado tiempo!! Mejor, porque así hay razones para volver.

Todo es fácil en Moscú

Venimos encantados con esa tercera Roma, que lo es sin duda. Es una ciudad grandiosa, pero a la vez fácil. Es una ciudad amable, limpia, segura, llena de vida,  donde aprendes historia, literatura y maneras de vivir… Los museos son maravillosos, los edificios apabullan por impresionantes (como los destruyen y los vuelven a construir, como los mueven…). Es fácil moverse caminando o en metro (enseguida te acostumbras a los carteles en cirílico). Se puede comer a cualquier hora, del día y a veces de la noche. Los precios son muy razonables. En fin…. una ciudad muy recomendable. 

No era de extrañar que no nos diera tiempo a hacer todo lo que tenía preparado porque haría falta dedicarle muchos más días de los que disponíamos. Tengo que decir (y recomendar si alguien se anima después de leer esto) que la lectura de dos libros han sido el punto de arranque de este viaje. Esta vez he pasado un poco de las típicas guías al uso (he dado un vistazo a un par de ellas, eso si). Los libros han sido:

“A Moscú sin Kaláshnikov” de Daniel Utrilla, Libros del K.O. 2013 

“Autobiografía de Moscú. Colección privada de historias urbanas  de Tatiana Pigariova, Laertes 2001

Además de algún libro de historia, los mapas de Google, unos pocos blogs, el repaso a la literatura rusa, libros sobre Rusia de otros pocos escritores (García Márquez, Vázquez Montalbán, Stefan Zweig, Kapuscinski, …. y Bulgakov, claro). Removido a veces, agitado otras…. y… “Volamos hacia Moscú”. 

Lo dicho, empiezo a rumiar y ya iré escribiendo cosas. Por si a alguien le interesa, pero sobre todo ... para no olvidarlas.

Moscú, julio 2016

Volamos hacia Moscú
Mis lecturas de Moscú




martes, 12 de julio de 2016

Moscú 2016. Coartada literaria







La coartada literaria de este viaje ha sido un poco..."diabólica". Elegir una novela para seguirle la pista en Moscú era fácil y difícil al mismo tiempo. Los rusos del XIX son de lo más, pero...
Y como por arte de magia ...  "negra" apareció ante mis narices Mijail Bulgákov. No lo conocía, lo reconozco, pero enseguida caí rendida a sus pies. Leí unos pocos de sus relatos hasta que supe (BINGO!) que los escenarios de su novela "El Maestro y Margarita" estaban muy cerquita de nuestro hotel. La he leído, la he disfrutado un montón y ya tengo preparado el mapa de los lugares de la novela. Ahora, en marcha..., a la búsqueda de Margarita, el Maestro, Voland y su diabólico séquito, incluido el gato negro de tamaño descomunal que camina a dos patas, intenta pagar en el tranvía y sostiene una copa de vodka en una pata. 



¿Qué encontraré? Eso será otro día. No os alejéis.



Moscú, julio de 2016