jueves, 8 de septiembre de 2022

Carambola lectora en Estocolmo

La serie Bergman


Mi amiga Mavy Pajuelo estaba detrás de mí desde hacía ya casi dos años para que leyera la serie de novelas que tienen como protagonista al psiquiatra criminal sueco Sebastian Bergman. Entonces, por lo que sea, no estaba muy motivada, pero lo recordé hace unas semanas y me puse a ello. Adictivas y muy recomendables. Eso sí, para quien le guste este género, entre las que me incluyo. Estas están muy bien escritas, con tramas que recorren los problemas de la sociedad del momento —como debe tener toda buena policíaca que se precie— y con unos secundarios maravillosos. 


Ya las había empezado cuando decidimos que el viaje de este agosto de 2022 iba a ser a Suecia, así que ¡clavado! Cuando llegamos a Estocolmo estaba terminando la número cuatro de la serie y ya había decidido dejar las tres restantes para más adelante, porque lectura sueca llevaba para dar y regalar. Eso sí, llevaba anotada la “supuesta” dirección en la que vivía nuestro personaje, el tal Sebastian Bergman, el nº 18 de Greg Magnigatan. Allá que fuimos, dando un poquito de rodeo la mañana en la que íbamos a visitar el Museo del barco Vasa, una especie de Titanic sueco. Misión cumplida.


Nº 18 de Greg Magnigatan 

Pero… como todas las novelas de la serie tienen un final sorprendente que te incita a comenzar la siguiente, fue eso, exactamente lo que me ocurrió. Y en los días que anduvimos recorriendo el centro de Suecia hasta llegar a Gotemburgo combinaba lecturas, siempre echando mano de la novela número cinco, Castigos justificados

Y aquí viene una de esas carambolas que me suelen suceder en los viajes … ¿Me buscan? ¿Las busco? No sé, la cosa es que aparecen y me encanta.


Pues bien, a la vuelta a Estocolmo, leyendo en el hotel las páginas finales de Castigos justificados, me doy cuenta de que en una trepidante escena final, nuestro personaje al volante de un Audi negro hace un peligroso recorrido justo alrededor de nuestro hotel. Desde nuestra ventana veía el Waterfront, un centro de Congresos espectacular, desde donde sale el vehículo.  Lo veo  —bueno, lo imagino— recorrer la calle Klarabergsgatan. Rodea el hotel porque es imposible seguir por la Klarabergsgatan, la enorme avenida donde están los grandes almacenes Åtlhéns —como nuestro El Corte Inglés— y la plaza Sergels Torg  —que tiene un pinganillo/monotito que se ilumina de noche—. La Estación Central, la Klara Kyrka y por fin, la ensenada de Riddarfjärden. Casi todo a la vista desde nuestra ventana. ¿Una tontuna de las mías? ¡Pues sí! Pero adoro todas ellas. Así que el último paseo antes de la vuelta a casa fueron cada uno de esos lugares que había visto desde una novena planta.


Waterfront, Palacio de Congresos en Estocolmo
junto a la ensenada  Riddarfjärden


Y en mi manía de preguntar en las librerías, pregunté por esta saga y en una de ellas me mostraron la más reciente, la número siete. En sueco, claro. Pero cometí el error de hacer foto a la contraportada y ponerla en el traductor de Google. Al ver el giro que había dado la historia, me vi “obligada” a leerla. En español, por supuesto. Aquí ando ahora, dando buena cuenta de Verdades enterradas.


Verdades enterradas (Som man sär)
                                                                    Serie Bregman nº 7


Una última curiosidad, los autores —Hjorth & Rosenfeldt—, son guionistas de series televisivas. El primero, Michael Hjorth, de Los crímenes de Fjällbacka, de Camila Läckberg, y algunos capítulos de la versión sueca de Wallander, de Henning Mankell. 


Las otras dos manos de la saga son de Hans Rosenfeldt, guionista de una interesante serie, El puente —Bron/Broen—, que está ambientada entre Malmö y Copenhague. Luego la copiaron en Estados Unidos, The Bridge, y en Francia, The Tunnel


Pilar Otano Cabo

Agosto 2022


martes, 6 de septiembre de 2022

Un Picasso colosal en un lago sueco


Ya estaba casi a punto de oscurecer y la tarde se estaba poniendo un poco fea, con unas nubes que nos venían amenazando todo el tiempo. Era uno de los días en los que habíamos alquilado un coche para recorrer con calma los casi 500 kilómetros que hay ente Estocolmo y Gotemburgo. Faltaban 40 para llegar al lugar donde íbamos a dormir un par de noches, Karlstad


Cabeza de mujer
Picasso en Kristinehamn (Suecia)

Y de pronto, apareció la indicación para Kristinehamn donde sabíamos que había una escultura de Picasso. Era intrigante, así que añadimos otra parada. Supuestamente, esta Cabeza de mujer estaba en Kristinehamn, junto a un lago, el Vänern, el lago más grande de Suecia. Y sí, estaba en esa localidad, pero como aquí todos los espacios son inmensos, el lugar de la escultura estaba en el puerto, pero para acceder a él tuvimos que recorrer unos buenos pocos de kilómetros más. Bordeamos el lago por una carretera, bastante estrecha por cierto, y flanqueada por una serie de lo que parecían casitas a un lado y un buen puñado de barcos amarrados a un muelle kilométrico por el otro. Vamos, una zona de buen nivel económico, aunque el aspecto de las casas era idéntico al que veníamos viendo todo el tiempo en el viaje —en Suecia el aspecto exterior de las casas no dice nada del nivel económico de sus moradores—.


Y al final de la carretera, como si de una caza del tesoro se tratara, entre majestuosos árboles —¡es Suecia, amigo!— y mirando al lago, apareció la obra de nuestro paisano, la Cabeza de mujer, instalada allí en 1965. Imponente, tiene 15 metros de altura, y es una de las estatuas monumentales que Picasso tiene en distintos lugares del mundo, todas ellas pensadas para ser colocadas en jardines o en espacios naturales como es el caso de esta de Kristinehamn. 


Es muy curiosa, en primer lugar porque te hace sentir pequeña, muy pequeña, en aquel lugar tan impresionante; pero también porque, al ser diferente según el ángulo desde el que la mires, te hace girar en torno a ella y de pronto la ves entre arbustos, entre árboles, o con el impresionante lago de fondo. Ayuda a apreciar los diferentes ángulos la sensación de profundidad que dan las superficies negras con trazos blancos haciendo contraste con superficies blancas que tienen trazos negros. Es muy interesante. 





Fue el escultor, pintor y fotógrafo noruego Carl Nesjar quien colaboró con Picasso para fabricar todas estas sorprendentes esculturas a partir de sus maquetas. No sé cuánto pesará esta Cabeza de mujer, colocada sobre una altísima base cilíndrica a modo de largo cuello, con sus planos y contra planos de aire cubista, pero al ser de cemento, imagino que mucho.


Mereció la pena conocer esta faceta de nuestro malagueño. Ahora me surge una de esas dudas que me encantan y que me ayudan a tener la cabeza en marcha: ¿Cómo y por qué fue a parar esta cabeza a este lago tan apartado de todo? Tendrá una explicación, eso es seguro. Me pongo a ello. 


Pilar Otano Cabo

Agosto de 2022




sábado, 19 de febrero de 2022

Maruja Mallo, otra Dibujanta

Las DIBUJANTAS, la exposición del Museo ABC de la Ilustración de Madrid que hemos tenido en el MEIAC de Badajoz y que supongo que seguirá recorriendo otras ciudades, da juego para ver a estas dibujantas desde muchos ángulos. 



Maruja Mallo en la DIBUJANTAS

                         Maruja Mallo en la DIBUJANTAS


Después de hablar de Victorina Durán, toca hoy una de mis amigas de Madrid, Maruja Mallo (mi otra amiga en el Museo Reina Sofía es Ángeles Santos). 


Una de las cosas que me ha resultado más sorprendente de la exposición es conocer los textos que acompañaban a cada ilustración. Esa fue una de las primeras preguntas que me hice y me llevó a trastear en la hemeroteca del ABC en busca de esos textos. Me llamó la atención comprobar que tanto a través del ABC como la Revista Blanco y Negro  del primer tercio del siglo XX se podría hacer un resumen de las literatura española del momento. 


En particular, la ilustración que traigo aquí, de Maruja Mallo de 1930 acompaña a tres poemas de Rafael Alberti: “Chuflilas del Niño de la Palma” (1925), “Joselito en su gloria” (a Ignacio Sánchez Mejías) y “Seguidillas a una extranjera”



Maruja Mallo y Rafael Alberti ABC
Maruja Mallo y Rafael Alberti
ABC (9 de noviembre de 1930)


No se ha hablado demasiado, y durante muchos años no se dijo ni media palabra, del trabajo conjunto que durante varios años hicieron Alberti y Maruja Mallo. Esta ilustración es un ejemplo, pero hay mucho más, como los decorados y figurines de “La pájara pinta”.


Sirvan estas DIBUJANTAS para seguir sacando a la luz la vida y el trabajo de aquellas mujeres luminosas que la guerra y la dictadura llevaron a casi el olvido. Hay más, pero eso otro día…


Pilar Otano Cabo

Badajoz, febrero de 2022

miércoles, 26 de enero de 2022

Victorina Durán, dibujanta y mucho más…


…una vida de teatro!


Hace ya casi tres años, el Museo ABC de la Ilustración, en Madrid, me hizo un regalo. La exposición Dibujantas, Pioneras de la ilustración me conmovió y me llevó de la mano a investigar sobre esas “dibujantas” y sobre el Lyceum Club Femenino. Me hizo retomar la pasión por ese primer tercio del siglo XX y por todo lo que supuso para aquellas mujeres arrojadas que, como contaba María Teresa León en sus memorias, en el Lyceum Club no tenían cabida las “mujeres de abanico y baile, sino aquellas mujeres que se habían propuesto adelantar el reloj de España”.


Escribí entonces unas pocas líneas en este blog (pincha aquí si quieres leerlo), pero ahora, que durante unos meses vamos a tener en mi ciudad, Badajoz, esa exposición, me he convertido en adicta de las Dibujantas. Todas ellas me han llevado de la mano para intentar conocer sus trabajos y sus vidas. Una ilustradora me ha llevado a otra, a investigar, leer, bucear en bibliotecas y en revistas, a comprar  mas libros, en fin, a leer apasionadamente sobre todas ellas y sobre la época que les tocó vivir e sobre como intentaron, consiguiéndolo a veces, cambiar un poco el mundo.



Disfraces de fantasía para jóvenes
Victorina Durán (ca. enero 1936)

El trabajo que las comisarias de la exposición han realizado es abrumador, tirando de mil hilos para recomponer biografías olvidadas que casi llegaban a ser inexistentes. Así que ahí va mi primera recomendación: si no has visto las Dibujantas en el MEIAC de Badajoz, no dejes de visitarlas, estarán con nosotros hasta el 27 de febrero de 2022.


Tengo para contar aquí docenas de historias, pero voy a empezar por la vanguardista  ilustradora, pero también escenógrafa, figurinista, directora y autora teatral, periodista, conferenciante,  Victorina Durán. Vamos poco a poco …



Esta ilustración de Victorina Durán pertenece a la Revista Blanco y Negro (1936) y está situada en la exposición junto a Maruja Mallo, ¡mi amiga Maruja! y Manuela Ballesteros. Las tres parecen aquí poca cosa, con una sola ilustración cada una, junto al cartel que introduce a Las Modernas, pero son grandes, muy grandes. A Maruja Mallo le costó hacerse un hueco al volver del exilio, pero Victorina y Manuela han permanecido muy calladitas hasta hace poco tiempo. 



Introducción a las  Modernas en la exposición

 "Dibujantas, pioneras de la ilustración" 


Volviendo a Victorina y resumiendo mucho, mucho: nació en Madrid en 1899 y creció rodeada de arte y teatro. Su abuela, su madre y su tía pertenecían al cuerpo de baile del Teatro Real y podéis imaginar a Victorina jugando entre bambalinas o asistiendo a ensayos desde bien niña. Alumna brillante del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, del que luego fue profesora (Catedrática de Indumentaria). Estudió Bellas Artes y Artes Decorativas, en fin, una joyita. Ilustra libros, hace diseños publicitarios, carteles de obras de teatro y participa en la creación del Lyceum Club Femenino


Con la Guerra Civil, vino el exilio, como tantas. Su amiga Margarita Xirgu le consigue un contrato en Buenos Aires y se traslada con su cuñada y sobrinos.  Durante los veinte años siguientes llevó a cabo allí numerosos proyectos teatrales.

 

No os voy a cansar con detalles, pero quisiera parar en el penúltimo descubrimiento que he hecho sobre Victorina, su faceta de autora teatral. Hay un libro delicioso, bastante reciente, en el que la investigadora de la Universidad de Sevilla, Eva Moreno recopila sus obras de teatro, siete en total, escritas entre 1937 y 1965, con el título de “Victorina Durán. A teatro descubierto”. Soy amante del teatro, pero no soy muy lectora de textos teatrales, sin embargo estos me han interesando mucho. Las ilustraciones de la autoras son maravillosas y las fotografías ponen cara a la autora y a su época. 


No es de extrañar que los manuscritos estuvieran olvidados o escondidos, pues como “pionera de la dramaturgia lésbica” en España no tenían mucho recorrido ni como pieza teatral y ni como modo de vida en los años de la dictadura. Se acerca a un montón de temas interesantísimos: una mujer que decide ser madre soltera o una historia sobre abuso sexual a niñas que apenas habían entrado en la adolescencia. Otra pieza es una sátira de las novelas románticas destinadas a un público femenino.

 


Victorina Durán. A teatro descubierto
Edición de Eva Moreno 
Ediciones Torremozas, 2019


También me parece muy recomendable la autobiografía en tres tomos, escrita en los años ochenta, ya de vuelta en España. Con una escritura limpia, nos pasa la película no sólo de su vida, sino también de toda una época. El primer tomo, Mi vida 1. Sucedió, lo he leído de la Biblioteca Pública de Cáceres (el préstamo interbibliotecario funciona muy bien), pero ya lo he comprado y también los otros dos, Mi vida 2 El Rastro. Vida de lo inanimado y Mi vida 3: Así es. Voy a seguir conociendo a Victorina y la voy a añadir a mis amigas de Madrid, Maruja Mallo y Ángeles Santos


 Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2018


En este último, Mi vida 3: Así es, desvela su faceta mas íntima, relata sus historias de amor con otras mujeres; en palabras de Eva Moreno, como forma de paliar la invisibilidad lésbica y evidenciar la existencia de las relaciones sáficas. La escritura se convierte en el único instrumento para combatir la discriminación que excluye, margina y oculta las sexualidades no normativas. 


En el Museo Nacional de Teatro de Almagro (Ciudad Real) está depositado todo su legado. Visitamos el museo hace años, pero no tenía ni idea de la existencia de esta vanguardista tan interesante. Así que apuntado queda para una próxima visita a Almagro. Lo veré con otros ojos. Y tomen nota de la biografía de Victorina Durán. Yo la estoy disfrutado mucho. 


Pilar Otano

Badajoz, enero de 2022


sábado, 30 de octubre de 2021

La portugalidad de doña Emilia


¿Vivimos los españoles de espaldas a Portugal? ¿Viven los portugueses de espaldas a España?  Doña Emilia Pardo Bazán estaba convencida de ello, yo también. 


El Boletín de la Biblioteca de la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País de Badajoz (RSEEAP) tiene como objetivo poner en valor sus magníficos fondos  y suele dedicar especial atención a las mujeres que tanto han contribuido con su escritura.


Y, claro, no podía faltar el homenaje a doña Emilia Pardo Bazán en el centenario de su muerte. Así que este último número, el número doble del verano/otoño de 2021 está dedicado a ella, sacando a la luz joyas que nuestra biblioteca tiene. Recomiendo su lectura en la preciosa publicación en papel, diseñada y maquetada por Germán Grau, aunque  se puede también descargar en este enlace


En lo que a mí respecta, y conocido mi entusiasmo por Portugal y por Doña EmiliaCarmen Araya, que junto con Laura Marroquín y Remedios Sepúlveda forman el Consejo de Redacción, me pidió que escribiera algo que uniera esos dos términos. Y he disfrutado mucho con esta investigación, porque el tema es inagotable e interesantísimo. Y efectivamente, nuestra protagonista sabe de Portugal y de sus escritores lo que ya quisiéramos muchos; y me reafirma en sus palabras con las que empiezo mi escrito:


«Desgraciadamente prestamos muy poca atención a lo que se publica en Portugal»






viernes, 23 de abril de 2021

Recomendación lectora en el Día del Libro 2021


Hoy, 23 de abril Día del Libro, quisiera recomendar una lectura. Pero antes quisiera poner en contexto cual es la trayectoria del autor y cuales son sus motivaciones a la hora de escribir.




Este chileno, el autor que aquí traigo es chileno, es uno de mis autores favoritos, Luis Sepúlveda.  Nos ha acompañado en nuestros viajes a Chile, y nos ha llevado de la mano a esa Chile profunda desde la isla de Chiloé hasta el sur, a la Patagonia, hasta Punta Arenas. Y hemos aprendido mucho con él con esas lectura de Patagonia Express, de Mundo del fin del mundo o Últimas noticias del sur; esta última con unas maravillosas fotografías de su amigo el argentino Daniel Mordzinski. Son todas ellas unas lecturas muy recomendables, sobre todo para quién le guste la literatura de viajes, como es mi caso.



Y nos ayudaron también a comprender un poco mas la historia de Chile, desde la desaparición de los pueblos originarios hasta la última mitad del siglo XX, con la época de Salvador Allende y la posterior dictadura militar de Pinochet, que está tan presente en la obra de Luis Sepúlveda. Porque Lucho, como le llamaban sus amigos, ha vivido con pasión su compromiso con las causas perdidas, implicado en los movimientos ecologistas como los meses que pasó en el barco de Green Peace y siempre con su compromiso político del lado del mas débil… Todo este activismo político y el ecologista, que también es político, se cuela en su escritura.


 Luis Sepúlveda fue viajero solitario con 16 años y escolta de Salvador Allende con ventipocos. Tras el golpe de estado de Pinochet y la terrible experiencia de su paso por la cárcel de Temuco, llegó el momento del exilio y anduvo por medio mundo hasta asentarse en España, en Gijón, donde desgraciadamente murió hace ahora justo un año a los 70 años de edad. Fue una de las primeras víctimas de la COVID19, a su vuelta del gran Festival Literario portugués, Correntes d'Escritas


En los años noventa, en un hospital de Alemania y recuperándose de una  tuberculosis, regalo envenenado de su paso por la cárcel, Luis Sepúlveda escribió Nombre de torero, la novela que vengo aquí a recomendar. Título este, Nombre de torero, por llamarse Juan Belmonte el personaje principal. Fue publicada por Tusquets en 1994. 


Y Lucho le da a Belmonte su propia biografía. Juan Belmonte es un guerrillero derrotado, pero que no ha renunciado del todo a sus ideales, aunque no sabe muy bien qué hacer con ellos. Y que lee novelas criminales sentado en el inodoro y en la bañera.  Exilado en Alemania, trabajando en uno de los últimos cabarets de Hamburgo  como “discreto encargado del orden”, bueno, mas bien como matón de burdel, Belmonte es contratado para ir a Chile, a Tierra del Fuego para verse envuelto en una historia que había comenzado en la Alemania nazi de principios de la segunda guerra mundial, cuando unos policías roban unas valiosas monedas de oro en la cárcel de Spandau. Con ese botín quieren ir a Tierra de Fuego, que era el último rincón provisorio del planeta”. Pero todo se tuerce.  La historia  continúa ahora cincuenta años después…


Nombre de torero tiene los elementos de novela negra, es todo un thriller político que recorre la política mundial de la última mitad del siglo XX. 


Leí Nombre de torero hace muchos años y ahora la he retomado gracias a este acto, lo cual agradezco también. Es una novela muy bien escrita y plagada de referencias literarias y cinematográficas. En sus páginas puede escucharse esa musicalidad con la que hablan en Chile y que me encanta. 

Y es una novela que me emociona, por la historia en si y sobre todo por el personaje de Belmonte, tan tierno y tan enamorado de su esposa, Verónica, personaje que tiene también la biografía de la que era compañera de Sepúlveda en los momentos del golpe de Estado.  Historia terrible que es mejor no contar.


Me gusta la literatura que no es solo entretenimiento, que te muestra cosas, que te enseña el mundo, se saca de la desidia  y que te hace pensar y tomar partido. Sepúlveda lo hace con la maestría  de lo que era, un excelente “contador de historias”. No es de extrañar, con su abuela mapuche y su abuela vasca nunca le faltó una buena historia a la hora de ir a dormir. También ayudó las horas que pasó en una biblioteca y que él contaba con mucha gracia.


Siempre tuve el deseo de conocerle en persona, porque tuvo que ser alguien muy especial. Como ya no puede ser, va desde aquí todo mi cariño y el de los millones de lectores que tiene por todo el mundo


Lean, lean mucho. Lucho decía que “leer es libertador porque te da muchos puntos de vista”. Y feliz Día del Libro.


martes, 24 de noviembre de 2020

Divulgación científica y poesía en Portugal

Hoy, 24 de noviembre, se celebra en Portugal el Dia Nacional da Cultura Científica. Me parece una idea excepcional. En todas las escuelas se realizan experimentos científicos y exposiciones con los trabajos de grupo que hacen. En las principales ciudades del pais, hay coloquios y sesiones de divulgación científica para despertar en la población el interés por la ciencia.


Esto se celebra desde 1996 y viene a cuento porque tal día como hoy nació un tipo muy especial. En el mundo de la educación se le conoce por su nombre real, Rómulo de Carvalho. Fue profesor de Física y Química en el Liceu Camões y un entusiasta divulgador de la ciencia.


Pero a mí me gusta casi más su otra mitad, la mitad poeta; como poeta fue António Gedeão y adoro su Piedra Filosofal. Son esos versos que te hacen sentir bien y con ganar de vivir. Te hacen pensar que hasta llegar donde estamos muchos hombres y mujeres han hecho grandes cosas…


¡Y qué decir de la maravillosa versión que de este poema hizo Manuel Freire…! No me canso de escucharla. Estos últimos versos me emocionan: son ciencia, sentimiento, lucha y esperanza:


Eles não sabem nem sonham

Que o sonho comanda a vida

E que sempre que um homem sonha

O mundo pula e avança

Como bola colorida

Entre as mãos de uma criança.





Pilar Otano Cabo

Badajoz, 24 de noviembre de 2020

 

sábado, 26 de septiembre de 2020

Un asturiano y un portugués


                                                                                … en la Patagonia chilena

Mas bien tendría que haber dicho un español y un portugués, pero iba a sonar a chiste y lo que voy a contar me parece serio. 

Son dos Josés, uno asturiano de Avilés; el otro, portugués de Vila Nova de Gaia los que coincidieron en el sur de Chile, en un momento duro de su historia, el de la llegada de un grupo de europeos que se hizo dueño del cotarro en la Patagonia.

A la vuelta de nuestro viaje a Chile, escribí un montón de cosas que me habían interesado del país. También de Punta Arenas, lugar al que en el último cuarto del siglo XIX llegaron José Menéndez y José Nogueira. Cada uno por su lado, eso sí, habiendo sido el portugués el que había llegado antes. Punta Arenas me pareció especial; en el momento de nuestro viaje ostentaba el título de “ciudad feliz”, con lo que estuvimos de acuerdo. Allí comencé a conocer esta historia de reparto de tierras, de enriquecimiento rápido de unos pocos y del genocidio llevado a cabo con los pueblos originarios. El asturiano José Menéndez estaba en la cabeza de la lista de los favorecidos, acumulando tierras en condiciones inmejorables, sin el menor respeto por la legalidad, habiendo sido la mayoría de estas tierras propiedad de los indígenas aónikenk. 



Todo esto lo conocí leyendo la excepcional biografía, Menéndez, rey de la Patagonia,  que otro asturiano, José Luis Alonso Marchante había publicado poco tiempo antes y que compré en una bonita librería de El Calafate. Es una biografía muy especial para mí, porque pone sobre la mesa todas las cartas. No sólo da la palabra a los grandes propietarios, sino que se la da también a las mayorías silenciadas que nunca la tuvieron; indígenas, jornaleros o emigrantes. 

Hoy traigo todo esto aquí porque he sabido de la biografía del otro José, de José Nogueira. La periodista portuguesa Mónica Bello ha publicado hace muy poco “A vida extraordinária do português que conquistou a Patagónia”. Es la historia de este navegante portugués, que salió de Gaia con 12 o 13 años a bordo de un navío para huir de la miseria y que llegó a Punta Arenas a los 28, en el bergantín Rosales, como modesto agente comercial  de una firma de Buenos Aires para cobrar la deuda pendiente de un cliente, donde se quedó. En Punta Arenas hizo fortuna, se creó amigos, rivales y um imperio, hasta llevar su nombre una de las calles principales de la ciudad. Fue a la par con el otro José, el Menéndez, en los asuntos de hacerse con tierras a toda costa.

 



                                                    Editorial Temas e Debates

Desconozco los detalles, así que para comprobarlo, me gustará leer esa “vida extraordinaria” que ha escrito Mónica Bello y de la que sólo tengo noticias por una magnífica entrevista que le hicieron en el programa de radio de RTP “Encontros Imediatos”.


Pilar Otano Cabo

Badajoz (España) septiembre de 2020

martes, 16 de junio de 2020

Bloomsday, el Dublín de Joyce


Paseando de la mano de Leoplold Bloom

Hoy es el día grande de James Joyce, el Bloomsday. Dublín se echa a la calle y festeja su enorme Ulysses cada 16 de junio. Lo de Bloomsday viene de Leopold Bloom, el personaje central de la novela y lo del 16 de junio porque un tal día de 1904 es cuando se desarrolla la acción del Ulysses. Todos los años, Dublín se llena com mil cosas que hacer; este año, todo es diferente como en todas partes, pero ya estoy comprobando que no se van a cortar un pelo por el montón de actividades virtuales que han programado.

Un paseo de la mano de Leopold Bloom


Seguir el trayecto que hizo Leopold Bloom ese día es algo que los frikis de los libros, entre los que me incluyo, llevan en su plan para visitar Dublín. El verano pasado desempolvé una “Walking Tour Guide to Ulysses” que me estaba esperando hacía años (¡desde 1998 ya llevaba años…!). Así que recorrimos Dublín con esos ojos. No falto, por supuesto, una cerveza en el Davy Byrne’s, en el 21 de Duke Street (desde el minuto uno, tomamos partido por la Smithwick’s de Kilkenny; sorry Guinness).

Tampoco faltó la visita a la Sweny’s Farmacy, donde nuestro paseante compró un jabón de limón de cuatro peniques. Yo también compré uno y pasé un buen rato en ese minúsculo local lleno de libros y trastos con el tema Joyce. Parapetados detrás del mostrador, un grupo de adoradores del Ulyses lo leían por turnos, ofreciendo a los visitantes conversación, té, pastas y un libro para participar en la lectura colectiva.
James Joyce, Ulysses
Sweny’s Farmacy, lectura del Ulysses sin pausa
A la vuelta de recorrer parte de la isla nos alojamos cerquita de Sandycove, escenario del primer capítulo. Así que era obligatorio ir a la Torre Martelo de Sandycove (hay muchas torres martelo como esta) para recrear el comienzo de la novela y visitar el James Joyce Museum. Lo gestiona un grupo de voluntarios que lo hacen muy bien. La visita, las explicaciones y la conversación con la persona que nos atendió fueron muy interesantes (gracias, Fabio). Tienen muchos objetos y libros relacionados con Joyce. Es un museo pequeño (la torre no tiene demasiado espacio) pero muy completo. Merece la pena la visita.



Dejamos atrás muchos otros lugares, pero es que varios día nuestros no alcanzan el día de Leopold Bloom, ese 16 de junio de 1904. Para la próxima. Y hoy, atenta a todas las movidas online del Bloomsday.

Pilar Otano Cabo
Badajoz, 16 de junio de 2020