lunes, 2 de julio de 2018

La Plaza Austurvöllir en Reykjavik

De campo de borregos a los Papeles de Panamá

¿No os pasa a veces que algo os llama mucho la atención y no sabéis la razón? A mí me sucede con relativa frecuencia y ahora me ha vuelto a pasar en Islandia, en una plaza de Reykjavik. Esa plaza me ha ayudado a comprender un poco como es ese país y como ha evolucionado en muy poco tiempo. 



El Parlamento preside la Plaza Austurvöllir


La Plaza Austurvöllir, en pleno centro de la capital, ha representado para mí una especie de resumen de Islandia. Es la plaza principal de la ciudad, ahí esta el Parlamento y también es donde cada diciembre, se ilumina el gran árbol que da el pistoletazo de salida a la Navidad. Así que tiene que ser la mas importante. 

La plaza es pequeña, a la medida del país, claro. Tiene forma más o menos cuadrada con unos jardines que parecen el juego del "Tres en raya", con caminos que confluyen en una estatua en el centro. Es la estatua de Jón Sigur∂sson, líder del Movimiento Independentista Islandés en el siglo XIX. Mira hacia el edificio del Parlamento, vigilante… lo que ya nos va dando una pista.

Entramos en la plaza el primer día por una de las esquinas y ahí encontré la clave. En realidad era la primera de otras más. Unos paneles que te cuentan el origen de la plaza. Reykjavik tiene una historia bastante corta; hasta hace casi nada, la Plaza Austurvöllir era un campo de heno donde acudían las ovejas a pastar

A finales del siglo XIX se construyó el Parlamento en la Plaza Asturvöllur
La historia de la Plaza Austurvöllur es muy interesante

En el último tercio del siglo XIX fue cuando se convirtió en plaza al acoger el edificio del Parlamento y la estatua de un escultor que en los años treinta del siglo XX fue sustituida por la del héroe nacional. Ahora, la estatua de Jón Sigur∂sson vigila hasta los billetes de 500 coronas islandesas y es respetado y celebrado cada 17 de junio, fecha de su cumpleaños y del día en que por fin en 1944 lograron zafarse del rey de Dinamarca.


La corona islandesa (IKR) es la moneda oficial en Islandia
Jón Sigur∂sson en el billete de 500 coronas islandesas (ISK)

Esta plaza acoge todo tipo de eventos: es un lugar de encuentro donde los lugareños toman el sol, hacen sus picnics o toman sus cervezas en las terracitas de los restaurantes; eso sí, cuanto ese clima tan raro que tienen se lo permite.

Pero es también aquí donde los islandeses se ponen serios. La Plaza Austurvöllur ha sido testigo de su historia y de montones de protestas, muchas de las cuales han hecho de Islandia un lugar mejor y un país modelo para el resto de Europa. Aquí protestaron, sábado tras sábado “con sartenes y cacerolas” tras el colapso financiero de 2008, pidiendo explicaciones, consiguiendo sentar en el banquillo a los responsables y que se convocaran elecciones.

Ya lo habían hecho antes, en 1949 la liaron buena en la plaza cuando el Parlamento decidió que Islandia se uniera a la recién creada OTAN. Y lo volvieron a hacer en 2016 cuando la historia de los Papeles de Panamá y se supo que su Primer Ministro, Sigmundur Davíð Gunnlaugsson, andaba metido en paraísos fiscales. Allí se plantaron de nuevo, consiguiendo que dimitiera. 


Protestas contra la entrada de Islandia en la OTAN

Protestas en 1949 contra la entrada de Islandia  en la OTAN


Ya vemos que la plaza tiene su historia y para recordar que están hechos de otra pasta, en la otra punta de los paneles de los borregos (que está claro que no lo son) hay una escultura un poco extraña. Es de un español, Santiago Sierra, se llama The Black Cone y es un monumento a la Desobediencia Civil, asignatura que debe ser obligatoria en el país, estoy segura, y que estuvo inspirado en esa Revolución de sartenes y cacerolas de 2008. Es un poco rarita, una especie de pedrusco…


Monumento a la Desobediencia Civil. Plaza Asturvöllur. Reykjavik

The Black Cone, de Santiago Sierra es un monumento a la Desobediencia Civil

El toque mujer lo da otra estatua junto al Parlamento, la de la primera mujer parlamentaria en Islandia en 1922, Ingibjörg H. Bjarnason: ¡las mujeres votan en Islandia desde 1915!



La primera mujer parlamentaria en Islandia, en 1922
Ingibjörg H. Bjarnason (1867-1941),
la primera mujer en el Parlamento islandés en 1922.


Algo que me ha resultado de lo más extravagante ha sido la ceremonia previa al inicio anual de las sesiones del Parlamento. Los parlamentarios asisten a una ceremonia religiosa en la Catedral Luterana de Reykjavik, que está cruzando una pequeña calle, en la misma plaza, yendo y viniendo de la catedral en procesión. 


Dómkirkjan: mira hacia la Casa del Alþingi y  limita con la plaza Austurvöllur
Dómkirkjan: Catedral Luterana de Reykjavik,
situada junto al Parlamento (Alþingi )



Los parlamentarios se dirigen al Servicio Religioso en la catedral
(Foto: Júlíus Sigurjónsson)


No me lo acababa de creer, aunque había visto fotos, así que escribí a algunos de los partidos políticos que tienen representación parlamentaria para asegurarme. El Partido Pirata (tienen el 10% de representación) respondió enseguida y me confirmó que es cierto, pero que no es obligatorio. De hecho, ellos no asisten. Y parece que hay una ceremonia laica al mismo tiempo en un salón de un hotel que hay también en la misma Plaza Austurvöllir. Lo organiza la Icelandic Ethical Humanist Association (Siðmennt ) y algún filósofo les habla sobre la ética en política y cosas así… El debate sobre separación Religión/Estado está sobre la mesa/misa.


Ceremonia laica , alternativa al servicio religioso luterano en la catedral.
(Foto de 
Siðmennt)

Todo en la Plaza Austurvöllir parece girar en torno al edificio del Parlamento, nada pretencioso, parece una casa normal, de piedra gris, dolerita creo. Me llamó la atención la poca seguridad aparente del edificio, ni rejas en las ventanas ni policía vigilando… 


Puerta trasera del Parlamento, sin rejas en las ventanas...


En fin, es otra cultura. Y de borregos, estos islandeses no tienen ni un pelo...

Թíӏɑɾ Օɾɑղօ Ϲɑҍօ, Reykjavik, mayo 2018


viernes, 15 de junio de 2018

Las bibliotecas y los apellidos en Islandia

¿...y en la Copa Mundial de Fútbol 2018? 

Las bibliotecas están siempre en mi lista de tareas cuando viajamos. Es una de mis múltiples manías. Elijo siempre alguna que pueda ser representativa del lugar -también añado alguna librería- y me lanzo a la bibliotecaria de turno -porque en todos sitios suelen ser mujeres- a brearla, la pobre, a preguntas.


Akureyri es la segunda ciudad mas grande de Islandia
Biblioteca Municipal de Akureyri 

Es todo un ritual; me gusta primero dar una vuelta, escudriñar el edificio,  observar qué es lo que hacen los usuarios, si hay algún elemento diferente a otros sitios; cotilleo las estanterías…

La batería de preguntas que hago es casi siempre la misma. A saber, el tipo de lecturas más populares en el país y, lo mas importante, si hay libros de autores españoles o que escriban en español.

Brekkugata 17 IS-600 Akureyri (Iceland)
















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La elegida en esta ocasión fue la Biblioteca Municipal de Akureyri que es la segunda ciudad más grande de Islandia, con nada menos que ¡18000 habitantes! El edificio, con enormes cristaleras, es muy atractivo y está situado en una zona elevada muy cerquita del centro. Di un paseo hasta allí a la hora de la siesta del día que llegamos. Me llamó la atención las mantitas en los sillones para acurrucarte a leer de cara a la montaña con su nieve a través de los ventanales, y la sección de juegos de mesa para ser prestados, tipo CatanCarcassonne. ¡Mis nietos alucinarían con las dos cosas, la nieve y los juegos!


Aquí están juegos como el Catan o Carcassonne.
Sección de préstamo de juegos. Biblioteca Akureyri
Cómodos sillones en la Biblioteca Municipal de Akureyri.
Las mantitas me han encantado





















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En otro  momento contaré lo de las lecturas islandesas, porque ahora a lo que quería referirme es a la pregunta extra que llevaba preparada esta vez y que tiene que ver con los apellidos islandeses y el sistema de catalogación de las bibliotecas en Islandia, bueno, mas bien de ordenación.

Como me imaginaba, me contaron que los libros están colocados por orden alfabético, pero del nombre del autor, no del apellido. Así, un autor islandés que me ha gustado mucho, Arnaldur Indriðason, está colocado por la A de Arnaldur. Sucede lo mismo en el listín telefónico y en cualquier registro, escolar o de otro tipo.

Sistema de catalogación especial condenados por el nombre, no por el apellido

Yrsa Sigurdardóttir, la islandesa más popular, escribe novela negra. 

Sus libros están colocados en la Y.



El asunto es que es el nombre lo más importante en este país y técnicamente no tienen apellido. A continuación del nombre va lo que para nosotros sería un apellido y que hace referencia a su procedencia, es decir al nombre del padre. El sistema tiene una parte sencilla; consiste en tomar el nombre del padre (patronímico) y tras declinarlo con el posesivo (-s) se añade el sufijo -son si es chico o -dóttir si es chica. Desde hace unos años, con toda la movida feminista, también se puede formar a partir del nombre de la madre (matronímico).

Hasta aquí bien, pero ahora vienen los enredos, porque no se puede poner el nombre que a los padres les de la gana, tienen que escogerlo de un listado oficial, aprobadísimo por un Comité de Nombres. Si el nombre que se quiere poner no está en el listado y tienes muchas ganas de andar en pleitos, tienes que hacer una petición formal al Comité. Ellos estudian un montón de cosas, por ejemplo que la palabra en cuestión pueda declinarse para añadir -son o -dóttir, que no contenga algunas de las letras inexistentes en islandés, como la Z, Q, o W y unos pocos requisitos más. Total, que con tanto jaleo, resulta que tardan varios meses en ponerle nombre al crío y mientras tanto lo nombran como niño o niña. ¡Vaya cosa! Se trata, por lo visto, de conservar la pureza del idioma…

Por ejemplo, si mi familia fuera islandesa, mis hijos se llamarían Miguel Pilarsson y Beatriz Pilarsdóttir. Tendría que ser en plan matriarcado, porque el nombre de su padre, Lorenzo, lleva una letra prohibida, así que … se siente!

Todo esto está bastante cuestionado últimamente. De hecho, en enero de 2018 varios partidos políticos presentaron en el Parlamento una proposición de ley para echar por tierra el dichoso Comité, pero para mí que lo llevan claro.

Ah, lo olvidaba, los libros extranjeros si están colocados por apellidos. En Akureyri encontré a Muñoz Molina, Manuel Rivas, Javier Marías, Pérez-Reverte, Juan Marsé o Guelbenzu. Una buena mezcolanza.

Literatura en español en la Biblioteca de Akureyri.
Aquí están colocados por apellidos.


Creo que lo de los nombres se lo saltan en las camisetas del futbol, cuestión de marketing supongo. Ya lo comprobaré esta tarde cuando jueguen el primer partido de los Mundiales 2018  contra Argentina en Rusia

Jugadores de la selección islandesa en 2017  (foto tomada de AFP)

Թíӏɑɾ Օɾɑղօ Ϲɑҍօ, 16 de junio 2018



viernes, 8 de junio de 2018

Réttir. El rodeo islandés


Mas ovejas que habitantes en Islandia

En nuestro viaje a Islandia hemos dado la vuelta a  la isla, incluso hemos hecho algún requiebro para llegar a unos pocos fiordos en busca de frailecillos, ballenas, focas o arenques. A todos ellos los hemos encontrado, salvo los arenques, que ya lo contaré otro día. Sin embargo, el avistamiento de humanos ha sido más bien escaso. Saliendo de Reykjavik, donde vive el 65% de la población y de un par de ciudades mas, no se veía un alma por esas carreteras. Podían pasar muchos kilómetros hasta encontrar un vehículo.


Pero ovejas… vaya que si había ovejas; ¡hay más ovejas que habitantes! Eran, junto con los caballos, el signo de que estábamos en un lugar habitado por humanos. Por allí andaban, a su aire, come que come. Las ovejas son algo esencial en Islandia porque, además de formar parte del paisaje cuando hace buen tiempo, son una de las bases de su alimentación -por ejemplo, la sopa de cordero no falta en ningún restaurante. Ahora tienen el turismo, aterrizamos en la isla multiplicando por varias cifras su población, pero en otras épocas  esta ganadería debió ser importante para la economía del país. 

Hay más ovejas que habitantes en Islandia

Sopa de cordero en el Café Haïti de Reykjavik

Pienso en la Islandia de hace mucho tiempo, la que nos describen sus escritores y que te hace encoger el alma. En la Islandia en la que no había turistas y la vida en las granjas  giraba en torno a las ovejas. Todo este rollo viene a cuento de algo que vimos en nuestro viaje y que fotografié para preguntar e investigar un poco acerca de ello. La foto está tomada en la Península de Vatnsnes, al norte, excelente lugar para ver las focas. Hay que dejar a un lado la carretera principal, la número 1, la Ring Road y tomar una carretera de tres cifras, la 711. Eso quiere decir que es una camino de grava. A pesar de una camiseta que vimos que decía "Yo sobreviví a la 711", no es para tanto -las hay peores, las F-roads!!  En fin, que se hace bien, sobre todo porque no te cruzas con ningún coche.

Volviendo a la foto. Es un artilugio de madera, una especie de corral, con forma de plaza de toros portátil, pero con divisiones en el interior como una caja de quesitos o como una de esas gráficas de sectores que se usan en estadística, pero a lo grande. Imaginé que tendría que ver con el ganado, pero cuando he trasteado por ahí, he sabido de qué va la historia, me ha parecido muy curiosa y por eso la cuento:

Réttir, el rodeo islandés

Réttir, en la Península de Vatnsnes

 Como en aquellas tierras nórdicas tienen esos inviernos tan terroríficos, las pobres ovejas han de estar encerradas durante muchos meses. Así que cuando llega el buen tiempo, les dan carta blanca para que andariqueen por donde les parezca en busca de buen pasto y de aire puro, que bien limpio que es. La cuestión está en recogerlas al llegar septiembre. Lo hacen en plan rodeo; a caballo y con perros recorren los lugares por donde pastan las ovejas para llevarlas a ese corral distribuidor. Allí, cada dueño va organizando las suyas. Esta recogida del ganado parece que es toda una fiesta, a la que se invita a familia y amigos. Y como los turistas no nos perdemos una, también hay excursiones para conocer este evento, que se llama Réttir. Creo que el artilugio circular también se llama así, pero de eso no estoy segura. 

Como nosotros hemos estado en mayo, nos hemos perdido el Réttir, solo hemos visto las ovejas de excursión. Una pena, porque debe ser muy curioso. 

Me ha impresionado este vídeo de la Icelandic Lamb:







Islandia, mayo de 2018

lunes, 4 de junio de 2018

Una pionera ecologista y del turismo en Islandia

Sigríður Tómasdóttir

La cascada Gullfoss fue nuestro bautizo islandés, la primera ruta en la furgoneta, al  llamado “Círculo Dorado” desde Reykjavik y vuelta. La estrategia seguida fue de lo más lejano, la cascada, a lo más cercano, el Parque Thingvellir, con el Gran Géiser de Geysir  en el camino.

Cascada Gullfoss, en el Círculo Dorado
Al ser la primera maravilla, de las que íbamos a ver docenas durante nuestros días islandeses, quedamos impactados por esta cascada dorada, GullfossPudimos comprobar que nos lo iban a poner fácil en el viaje. El camino de acceso desde el aparcamiento está muy bien acondicionado, con un montón de paneles para que si eres curioso puedas informarte de lo que estás viendo.



El acceso no era tan fácil en la época en la que vivió nuestra pionera. Desde su nacimiento en 1874, Sigríður Tómasdóttir vivió en la granja a la que pertenecía la cascada. Conocedora de la zona, se dedicaba junto con sus hermanas a conducir hasta la cascada a los visitantes que acudían desde distintos lugares del mundo. Así surgió el primer camino a Gullfoss al tiempo que una pionera de los guías turísticos.


Cascada Gullfoss en el Círculo de Oro. Islandia


Además protagonizó otra historia de lo más ecologista. A finales del siglo XIX, un grupo de inversores británicos se empeñaron en usar la cascada para hacer una central hidroeléctrica ofreciendo a su padre una buena suma. Este se negó y la jovencita Sigríður tomó las riendas del asunto, llevando su protesta a Reykjavik. Dicen que fue andando y descalza, tampoco hay que exagerar porque también he leído que fue a caballo.





 Lo que si parece que es verdad es que tuvo puntería al contratar como abogado para el pleito a Sveinn Bjornsson, el que más adelante sería el primer presidente del país en 1944, cuando Islandia pudo darle esquinazo a la corona danesa. La cuestión es que con su hucha y su tesón  consiguió salvar la cascada para que nosotros ahora podamos disfrutarla y decir ¡Oooh, qué bonito!


Sigríður Tómasdóttir luchó para conservar la cascada Gullfoss
Sigríður Tómasdóttir (1874-1957)

Todo esto te lo cuentan en uno de esos paneles, en el que tiene al lado una especie de  monolito con la figura de esta mujer incansable y luchadora. Después de la muerte de Sigríður en 1957, alguien de la familia vendió Gullfoss (o lo cedió, no estoy segura) al estado para que formara parte de las zonas protegidas para uso público. Como todas las delicias naturales que encontramos en el país, ahora lo gestiona la Agencia Islandesa de Medio Ambiente, que pertenece al Ministerio del mismo nombre y lo hace muy bien.

Así que, ¡bien por ese ministerio y bien por  Sigri!!

Islandia, mayo 2018