Isidro Mayoral es un muchacho corriente, al que le han marcado siempre por donde caminar en la vida. Su mundo se derrumba un lunes cualquiera en el que toda su historia parecía estar escrita. El tiempo pasa y las certezas que siempre habían estado a su alrededor empiezan a diluirse. El Madrid que lo rodea no parece inspirar mucha compasión.
Una serie de eventos hará que Isidro comience a abrir los ojos, a darse cuenta de lo que sucede en su entorno y a entender que nada de lo que consiga va a ser regalado. Sus amigos de siempre, su madre, nuevas personas que aparecen en su vida y algún golpe trágico, sacuden la apatía en la que se había instalado.
La novela "En la calle" alberga diferentes lecturas: una metáfora de la España reciente, una historia de superación personal, o incluso una fresca acuarela del Madrid actual, donde sus calles, habitantes y bares son los protagonistas.
“Las especies que más posibilidades tienen de sobrevivir son aquellas que saben encontrar en la solidaridad la mejor arma para asegurar su devenir”. Esta cita es de un libro de Kropotkin que me gusta, “El apoyo mutuo” y el libro de Miguel Blanco ha hecho que lo recuerde. “En la calle” es una historia de descalabros, de tocar fondo, de decepciones y traiciones, pero es al mismo tiempo una historia optimista, de amistades férreas y sobre todo, de solidaridad con letras mayúsculas. “Algo habrá que hacer” repite Manuela Castillo.
Isidro Mayoral es uno de tantos jóvenes que hemos visto pasar por nuestros institutos, víctima de esa España venida a mas y que creyó que la bonanza iba a durar. Con Isidro recorremos ese Madrid (que puede ser cualquier otra ciudad) de la crisis, el paro, el cierre de negocios o los desahucios. La historia hurga en lo mas profundo de los personajes y de la situación actual; disecciona la ciudad, la gente de la calle y en la calle.
El autor muestra dotes de gran observador, como el Sarrington de su historia: se recrea en los pequeños detalles, magníficamente descritos. Enlaza las historias con soltura, culminando los capítulos con cierres redondos. Tiene un estricto control del tiempo en la narración y nos regala una escritura fluida que te hace pasear por la historia.
Me gustan los libros que te llevan a lugares, que te invitan a visitar museos, a escuchar canciones y a leer libros. Y este es uno de ellos, uno de los que alargan mi lista de cosas que hacer. Me gustan las pinceladas científicas, fruto de la formación académica del autor, la amplitud de miras geográficas (que también son de la mente) y que supongo producto de sus viajes de trabajo, de placer y de vida. Ese Madrid que nos narra es otra de sus Ciudades, de las que nos habla en su último disco.
Isidro desciende a los infiernos y resurge de sus cenizas, pero no lo hace solo…. Recorre un largo camino lleno de lecturas a las que llega a través de una mano amiga, haciendo un guiño al lector mediante una especie de juego de "adivina qué libro es" y que me encanta.
Lectura muy recomendable.
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