miércoles, 9 de enero de 2019

Poesía y cocina: Caldillo de congrio, de Chile a Badajoz

... para que en ese plato, tú conozcas el cielo.

Grande Pablo Neruda, grande en todos los sentidos. Tan genial que fue capaz de escribir  también sobre lo más sencillo, sobre las cosas mas pequeñas de la vida. En sus Odas elementales” de 1954 está incluida esta “Oda al caldillo de congrio” que me tiene entretenida desde que lo probé, reconfortó y me encantó un día lluvioso en Coñaripe con nuestros amigos chilenos Juan y Yoli. 

No conocía ni el caldillo ni la oda. Ellos me los presentaron y desde que llegué a Badajoz ando buscando congrio para hacer ese rico platillo chileno. Por fin, durante estas navidades lo encontré y me puse manos a la obra. Algunos amigos me han pedido que comparta la receta, así que ahí va, con poema incluido.





Receta del caldillo de congrio pacense

El caldo base lo hice con unos trozos del pescado que sólo sirven para dar sabor porque tienen muchas espinas. Por eso es mucho más barato que las otras partes, las que se ponen al final. 

"caldillo de congrio" de Pablo Neruda
 caldo base para el "caldillo de congrio"


verduras picadas en pluma para el "caldillo de congrio"
Verduras picadas en pluma


Se cuecen un buen rato esos trozos de congrio con unas ramas de apio y unos dientes de ajo y se cuela el caldo. Mientras tanto, se pican muy finitas las verduras, aquí decimos en juliana y en Chile creo que lo llaman en pluma. Se rehogan las verduras, ajos, cebolla, zanahoria, pimiento rojo, puerro y tomate. Cuando está todo bien hecho, rendido decía mi madre, se añade un poquito de pimentón de La Vera, una cucharada de salsa de tomate y un par de dientes de ajo machados con la sal. 










Entonces se incorporan las patatas cortadas a gajos grandes. Cuando estén bien mezcladas las patatas con las verduras, se añaden los trozos limpios de congrio, un chorrito de vino blanco y el caldo que hicimos al principio. Se deja hervir sobre 15 minutos, hasta que las patatas estén tiernas, se añade un poco de crema de leche y … a servir y a disfrutar!!


No soy cocinera Thermomix, de las de cantidades exactas, mas bien cocino al voleo, pero en las fotos se pueden ver las cantidades que he usado esta vez. Comimos siete personas tan ricamente. Mi familia estaba expectante ante otra de mis tontunas y creo que no les defraudé. Eso si, tuvieron que escuchar la “Oda al caldillo de congrio” enterita mientras comían tan rico platillo chileno. 

El complemento excelente estuvo en el cava que acompañó al caldillo, el Vía de la Plata, nuestro cava extremeño,  perfecto maridaje chileno-extremeño. 


Anímense a probar las dos cosas, el “caldillo de congrio” chileno y nuestro cava. Y lean la oda de Pablo Neruda, en la que me ha encantado cómo alaba cada ingrediente y cómo hace sublime algo tan trivial y cotidiano como una simple receta de cocina. 





Oda al caldillo de congrio

En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su piel manchada cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar,
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primero
ese marfil
precioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.


Mientras tanto
se cuecen
con el vapor
los regios
camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en gloria,
que en la olla
se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo
se calienten
las esencias de chile,
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.

Pablo Neruda
Odas elementales, 1954