sábado, 28 de julio de 2018

Navarra con Susana Rodríguez Lezaun



Navarra es la tierra de mi padre y donde tengo un montón de primos con los que me une una relación muy especial, a pesar de vivir casi en la otra punta del país y de que mi padre ya no esté. 



Vaya esto por delante porque es de Pamplona la autora que me ha tenido sin levantar cabeza de sus libros durante un montón de días y son Pamplona y  Navarra los escenarios de estas tres novelas. 




Susana Rodríguez Lezaun ha sido para mí el gran descubrimiento de este verano. Me gusta mucho la novela negra; por eso, una buena amiga que sabe de mi afición me regaló esta trilogía de Susana Rodríguez. Pero me siento fatal y muy culpable, por lo que le pido mil perdones a la autora. Me siento mal por el poco tiempo que he tardado en leerlas, las tres, una detrás de otra sin ser capaz de parar, cuando pienso en todo el tiempo que la autora ha debido emplear en escribir estas historias tan bien hiladas y tan bien documentadas. No es justo, lo sé…, pero no he podido evitarlo.



Es cierto que inmediatamente caes en las redes del inspector David Vázquez que es alguien muy especial. Pero son también muy interesantes los demás personajes, los que circulan por las tres historias, como el resto de su equipo y el personal que trabaja en la comisaría. Y sobre todo, te atrapa el personaje femenino, la pareja del inspector, Irene, con la que hace que empatices desde el minuto uno a pesar de saber que es una asesina (no destripo nada, así empieza “Sin retorno”).



Recorremos con los personajes la ciudad de Pamplona, su centro histórico y sus barrios. Nos lleva a conocer Roncesvalles y el impresionante monte navarro. La investigación policial de cada caso está impecablemente narrada y documentada. Describe con minuciosidad el mundo financiero de una de las tramas, con la crisis y sus consecuencias, las miserias que ha provocado y las nuevas formaciones políticas. Nos introduce también en el mundo de El Camino de Santiago o nos lleva a conocer las construcciones militares que esconde la montaña navarra, siendo capaz de mantener la tensión y la intriga en todo momento.




Me gusta visitar los lugares de las novelas que leo. Con estas de Susana Rodríguez tengo mucha tarea hecha ya, pero tengo apuntados unos pocos sitios más para mi próxima visita a Navarra. Además he sabido que desde este año es la directora de Pamplona Negra, otra de mis debilidades, los Festivales de Novela Negra. Así que no pienso perderme el de 2019. ¡Fijo!




Susana Rodríguez Lezaun, Pamplona 1967

Sin retorno (2015)
Deudas del frío (2017)
Te veré esta noche (2018)


Pilar Otano Cabo, Badajoz, 28 de julio de 2018



lunes, 2 de julio de 2018

La Plaza Austurvöllir en Reykjavik

De campo de borregos a los Papeles de Panamá

¿No os pasa a veces que algo os llama mucho la atención y no sabéis la razón? A mí me sucede con relativa frecuencia y ahora me ha vuelto a pasar en Islandia, en una plaza de Reykjavik. Esa plaza me ha ayudado a comprender un poco como es ese país y como ha evolucionado en muy poco tiempo. 



El Parlamento preside la Plaza Austurvöllir


La Plaza Austurvöllir, en pleno centro de la capital, ha representado para mí una especie de resumen de Islandia. Es la plaza principal de la ciudad, ahí esta el Parlamento y también es donde cada diciembre, se ilumina el gran árbol que da el pistoletazo de salida a la Navidad. Así que tiene que ser la mas importante. 

La plaza es pequeña, a la medida del país, claro. Tiene forma más o menos cuadrada con unos jardines que parecen el juego del "Tres en raya", con caminos que confluyen en una estatua en el centro. Es la estatua de Jón Sigur∂sson, líder del Movimiento Independentista Islandés en el siglo XIX. Mira hacia el edificio del Parlamento, vigilante… lo que ya nos va dando una pista.

Entramos en la plaza el primer día por una de las esquinas y ahí encontré la clave. En realidad era la primera de otras más. Unos paneles que te cuentan el origen de la plaza. Reykjavik tiene una historia bastante corta; hasta hace casi nada, la Plaza Austurvöllir era un campo de heno donde acudían las ovejas a pastar

A finales del siglo XIX se construyó el Parlamento en la Plaza Asturvöllur
La historia de la Plaza Austurvöllur es muy interesante

En el último tercio del siglo XIX fue cuando se convirtió en plaza al acoger el edificio del Parlamento y la estatua de un escultor que en los años treinta del siglo XX fue sustituida por la del héroe nacional. Ahora, la estatua de Jón Sigur∂sson vigila hasta los billetes de 500 coronas islandesas y es respetado y celebrado cada 17 de junio, fecha de su cumpleaños y del día en que por fin en 1944 lograron zafarse del rey de Dinamarca.


La corona islandesa (IKR) es la moneda oficial en Islandia
Jón Sigur∂sson en el billete de 500 coronas islandesas (ISK)

Esta plaza acoge todo tipo de eventos: es un lugar de encuentro donde los lugareños toman el sol, hacen sus picnics o toman sus cervezas en las terracitas de los restaurantes; eso sí, cuanto ese clima tan raro que tienen se lo permite.

Pero es también aquí donde los islandeses se ponen serios. La Plaza Austurvöllur ha sido testigo de su historia y de montones de protestas, muchas de las cuales han hecho de Islandia un lugar mejor y un país modelo para el resto de Europa. Aquí protestaron, sábado tras sábado “con sartenes y cacerolas” tras el colapso financiero de 2008, pidiendo explicaciones, consiguiendo sentar en el banquillo a los responsables y que se convocaran elecciones.

Ya lo habían hecho antes, en 1949 la liaron buena en la plaza cuando el Parlamento decidió que Islandia se uniera a la recién creada OTAN. Y lo volvieron a hacer en 2016 cuando la historia de los Papeles de Panamá y se supo que su Primer Ministro, Sigmundur Davíð Gunnlaugsson, andaba metido en paraísos fiscales. Allí se plantaron de nuevo, consiguiendo que dimitiera. 


Protestas contra la entrada de Islandia en la OTAN

Protestas en 1949 contra la entrada de Islandia  en la OTAN


Ya vemos que la plaza tiene su historia y para recordar que están hechos de otra pasta, en la otra punta de los paneles de los borregos (que está claro que no lo son) hay una escultura un poco extraña. Es de un español, Santiago Sierra, se llama The Black Cone y es un monumento a la Desobediencia Civil, asignatura que debe ser obligatoria en el país, estoy segura, y que estuvo inspirado en esa Revolución de sartenes y cacerolas de 2008. Es un poco rarita, una especie de pedrusco…


Monumento a la Desobediencia Civil. Plaza Asturvöllur. Reykjavik

The Black Cone, de Santiago Sierra es un monumento a la Desobediencia Civil

El toque mujer lo da otra estatua junto al Parlamento, la de la primera mujer parlamentaria en Islandia en 1922, Ingibjörg H. Bjarnason: ¡las mujeres votan en Islandia desde 1915!



La primera mujer parlamentaria en Islandia, en 1922
Ingibjörg H. Bjarnason (1867-1941),
la primera mujer en el Parlamento islandés en 1922.


Algo que me ha resultado de lo más extravagante ha sido la ceremonia previa al inicio anual de las sesiones del Parlamento. Los parlamentarios asisten a una ceremonia religiosa en la Catedral Luterana de Reykjavik, que está cruzando una pequeña calle, en la misma plaza, yendo y viniendo de la catedral en procesión. 


Dómkirkjan: mira hacia la Casa del Alþingi y  limita con la plaza Austurvöllur
Dómkirkjan: Catedral Luterana de Reykjavik,
situada junto al Parlamento (Alþingi )



Los parlamentarios se dirigen al Servicio Religioso en la catedral
(Foto: Júlíus Sigurjónsson)


No me lo acababa de creer, aunque había visto fotos, así que escribí a algunos de los partidos políticos que tienen representación parlamentaria para asegurarme. El Partido Pirata (tienen el 10% de representación) respondió enseguida y me confirmó que es cierto, pero que no es obligatorio. De hecho, ellos no asisten. Y parece que hay una ceremonia laica al mismo tiempo en un salón de un hotel que hay también en la misma Plaza Austurvöllir. Lo organiza la Icelandic Ethical Humanist Association (Siðmennt ) y algún filósofo les habla sobre la ética en política y cosas así… El debate sobre separación Religión/Estado está sobre la mesa/misa.


Ceremonia laica , alternativa al servicio religioso luterano en la catedral.
(Foto de 
Siðmennt)

Todo en la Plaza Austurvöllir parece girar en torno al edificio del Parlamento, nada pretencioso, parece una casa normal, de piedra gris, dolerita creo. Me llamó la atención la poca seguridad aparente del edificio, ni rejas en las ventanas ni policía vigilando… 


Puerta trasera del Parlamento, sin rejas en las ventanas...


En fin, es otra cultura. Y de borregos, estos islandeses no tienen ni un pelo...

Թíӏɑɾ Օɾɑղօ Ϲɑҍօ, Reykjavik, mayo 2018