No he podido ver ROMA en el cine; me hubiera gustado. Cosas de las nuevas maneras de hacer y ver cine. Y es una pena porque ROMA de Alfonso Cuarón se merece pantalla grande, silencio y oscuridad.
A pesar de haberla visto en casa, en la tele, me ha gustado. Y mucho. He leído y escuchado críticas para todos los gustos. Que si es lenta, que si no pasa nada, que si es clasista… Yo no estoy de acuerdo con ninguna de esas críticas.
Es cierto que estamos acostumbrados al cine o las series con mucha acción, donde todo pasa con rapidez y donde lo que se quiere contar queda muy claramente explicado. Sin embargo, ROMA es poética, llena de simbolismos maravillosos que te hacen pensar y encontrar el hilo del que tirar debajo de lo que estamos viendo. Está llena de detalles —como el agua que todo lo limpia que está presente de principio a fin… Me gusta mucho el blanco y negro tan limpio que tiene. El sonido tan increíble, capaz sólo de recoger los sonidos del ambiente, sin aditivos extra de música externa. El manejo del lenguaje tan magistral…
En fin, se nota que me ha gustado mucho. Pero lo que en realidad quería contar es un detalle de la película que me ha emocionado especialmente. No sé si ha aparecido el Halconazo en muchas películas mexicanas. Tampoco estoy muy segura de que los jóvenes conozcan este hecho histórico, tanto en México como en el resto de lugares donde hemos visto la película. Y aquí hay que valorar enormemente a Alfonso Cuarón por mostrarnos este atroz acontecimiento que tuvo lugar en Ciudad de México el 10 de junio de 1971, La matanza del Jueves de Corpus.
La magia del cine permite a ROMA introducir a sus personajes en este suceso. De manera que también nosotros somos testigos de la manifestación de estudiantes que, conmemorando la Masacre de Tlatelolco de 1968, pedían más presupuesto para educación y la liberación de presos políticos. Se nos cuenta, también, la matanza llevada a cabo por los Halcones y cómo rematan a los heridos en la clínica donde acude Cleo a dar a luz.
Cuarón enlaza ideas haciendo que uno de los halcones sea el novio de Cleo, a la que ha dejado tirada con su embarazo. Y está magistralmente traído porque ese sanguinario grupo paramilitar de los Halcones se nutrió de jóvenes sin futuro, ni trabajo de los barrios más marginales de Ciudad de México. Fueron entrenados en artes marciales y defensa personal, recibiendo lecciones de kendo, un tradicional arte marcial japonés donde usan cañas de bambú. Este entrenamiento es una de las escenas de la película.
Trailer de ROMA
Con la inquietante música de Pink Floyd,
The Great Gig in the Sky
¿Qué pasó en el Halconazo en 1971?
Toda esa historia de La matanza del Jueves de Corpus tiene aún muchas zonas oscuras. Jacinto Rodríguez Munguía, periodista e investigador, sabe mucho de todo esto y a mí me ha ayudado a comprenderlo todo un poco mejor. Hoy, 10 de junio de 2019 me apetecía recordarlo.
Gracias, Alfonso Cuarón.
Photo by @CarlosSomonte
Pilar Otano Cabo
Badajoz (España)