He leído en la prensa sobre la «avalancha de solicitudes para que los sefardíes puedan ser españoles» (El País, 30-09-2019). Es una ley de 2015 para «reparar la injusticia cometida con los judíos expulsados por los Reyes Católicos hace cinco siglos». Y no he podido evitar recordar a Elías Canetti (1905-1994).
Fucsias y begonias acompañan a Canetti en su tumba |
Canetti, Premio Nobel de Literatura en 1981, tuvo un buen revoltijo de lenguas, pero su lengua materna fue el ladino, ese castellano medieval que hablaban los sefardíes. Así que en el caso de haber vivido hoy, habría podido pedir la nacionalidad española.
Me asombra enormemente la capacidad de este hombre para los idiomas: aunque escribió su obra en alemán, hablaba ladino, búlgaro, inglés, francés… Creció escuchando el turco, el griego, el ruso, el rumano… Puede parecer normal en alguien que ha vivido en tantos sitios como él, pero no siempre es así.
Y como me gustan los cementerios y hacía tiempo que quería escribir sobre nuestra visita al cementerio de Zúrich, aprovecho esto para hacerlo. Ese cementerio, el de Fluntern, acoge la tumba de Elías Canetti y la de otro grande, James Joyce.
Joyce y Canetti se hacen compañía en el cementerio de Zürich |
El cementerio de Fluntern está situado en una colina sobre la ciudad, junto al parque zoológico de Zúrich. Aquella mañana de mes de julio creíamos habernos perdido porque eran ríos de niños con sus padres lo que encontramos al llegar al aparcamiento y estaba claro que al cementerio no iban. Así que anduvimos a contracorriente de la ruidosa y menuda muchedumbre y dimos por fin con el pacífico y silencioso cementerio. Allí estaba esa sencilla tumba acompañada de fucsias y begonias.
Cementerio de Fluntern, en Zúrich (Suiza)
Pilar Otano Cabo
Badajoz (España)
3o de septiembre de 2019
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2 comentarios:
Muchas felicidades, Pili ¡¡. Que pases un día estupendo ¡¡ Un abrazo fuerte.
A mi también me gustan los cementerios ( en sus justos términos, claro... ). Esa paz y tranquilidad que rezuman y algunos de sus monumentos funerarios. Recuérdame que te cuente una anécdota muy curiosa y divertida del cementerio parisino de Père- Lachaise...
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