jueves, 11 de mayo de 2017

Tomar Once en Chile



¿Que cómo se come en Chile? 

¡¡De maravilla!! Bueno, se come “rico” como dirían por allí. Y se bebe aún mejor: los vinos, la cerveza y el pisco sour…  no puedo decidir qué es mejor… Reconozco que tengo una auténtica devoción por el comer, por el buen comer sobre todo y en nuestro viaje a Chile 2017 hemos podido dar buena cuenta de ello. 



Merienda con su té y panecillos calientes

Además de tremendamente rico, me encantan lo sonoros que son los nombres de las comidas… Me han gustado las sopaipillas, el chancho en piedra, las empanadas de pino, el pastel de choclo, el chupe de centolla, … 




Hornos en la carretera de Temuco a Pucón



Otro día contaré sobre estas comidas y otras más de las que hemos disfrutado, pero hoy he quedado con unas amigas a merendar aquí en mi tierra, en Badajoz, y me he acordado de que eso en Chile se llama “Tomar once”. Y me encanta. 

“Tomar once” es una merienda, con su té o café y panecillos calentitos con mantequilla, mermelada o palta (aguacate). 



Hornos en la carretera de Pucón



Y en nuestra escapada a conocer los bosques chilenos me encantó "tomar once" con nuestros amigos Yoli y Juan en la cabaña de Pucón. Tomábamos once con nuestro “tesito" y el pan amasado que comprábamos en la carretera, donde encuentras un horno sacando "pan amasado" calentito a cada rato. 


Y a propósito de "tomar once" he sabido de una peli de 2015, bueno quizás sea un documental, sobre unas octogenarias que llevan "tomando once" una vez al mes desde hace 60 años. Se llama "La Once", de Maite Alberdi, la nieta de una de las protagonistas. Es bien curiosa. 





Pilar Otano
Badajoz, mayo 2017

lunes, 8 de mayo de 2017

Bajo el volcán y en Badajoz

En nuestro viaje a Chile 2017, llegamos a Osorno antes de tiempo y no pude asistir a la sesión mensual de “Bajo el volcán” que tenían el fin de semana siguiente. “Bajo el volcán” es un proyecto literario que hay en la ciudad y me encantó el doble juego literario y geográfico del nombre. 

 Me lo contaron en la librería “Qué leo” y también había leído una entrevista en la prensa local, El Austral de Osorno, a Jaime Caucao, escritor y director del proyecto. Se trata de llevar escritores nacionales a la ciudad de Osorno, algo apartada de los circuitos literarios, para que conversen con sus lectores sobre sus libros. Tienen llenazos y funciona muy bien. En esa ocasión tenían preparado el encuentro con el poeta y músico mapuche Leonel Lienlaf. 




"Bajo el volcán"... de Osorno
Librería y Salón de té en Osorno
Librería "Qué leo" en Osorno




















Y todo esto viene a cuento porque me recordó enseguida el “Club de Lectura Viva” que tenemos en Badajoz. Se parecen bastante. Aquí es Miguel Ángel Carmona, del CELARD, quien organiza unos buenos tinglados. Nos pone a leer a autores “vivos” y luego nos reunimos con ellos en alguna librería de la ciudad para charlar sobre sus libros, o sobre lo divino y lo humano…


Estos días andamos leyendo un libro de relatos, “La felicidad de la familia” (Candaya, 2017), de un autor japonés que no “está vivo”, Osamu Dazai. Pero si lo está Ednodio Quintero que es prologuista del libro y colaborador en la traducción. Él llevará la voz cantante en la reunión que tendremos el viernes, 12 de mayo en la Librería Universitas de Badajoz.

Osamu Dazai, escritor japonés.


El venezolano Ednodio Quintero es uno de los grandes narradores latinoamericanos de hoy y experto en literatura japonesa. Quintero también presentará su última novela “El amor es más frío que la muerte”, que la Editorial Candaya, la de Olga y Paco, ha publicado recientemente, como viene siendo habitual desde el inicio de la editorial. 

Me encantan estas iniciativas que acercan los libros y sus autores a los lectores de a pié. ¡Que cunda…!!


Badajoz, 8 de mayo de 2017


domingo, 7 de mayo de 2017

Comer donde Neruda. El Venezia


Estoy comiendo en el Restaurante Venezia de Santiago de Chile, en pleno Barrio Bellavista. Creo  que he picado como típica turista cultureta, pero aquí estoy. Por lo visto, aquí comía con frecuencia Neruda. Está muy cerquita de La Chascona. Lo acredita, además, la decoración: fotos y murales hacen alusión al poeta.





Después de la visita a la casa del poeta, esto parece el cierre perfecto. Y aunque hace un calor de  cuidado, me siento especial. ¿Una tontería? ¡Seguro! Es un local muy normal, como de gente del barrio, pero, claro, con algo de turisteo. A mi alrededor, algunas de los comensales parecen como yo, siguiendo los pasos del poeta, pero... ¡Voilá! Aquí llega una señora bastante mayor, con aspecto de lugareña total. Me recuerda a mi madre y me resulta de lo más entrañable. 

El camarero, bueno el ”garzon”,  me cuenta que a estas horas, a medio día, viene gente del barrio, como esa señora, o gente que trabaja por aquí. Por la noche, a cenar, vienen más turistas literarios. Eso me ha reconfortado, pues aunque yo sea de estos últimos, he estado entre lugareños, que es lo que más me gusta.


¡Qué tontuna!

Santiago de Chile, 15:00 horas del 21 de marzo de 2017




martes, 2 de mayo de 2017

Día de la Poesía con Neruda

La Chascona no es mal sitio para celebrar el "Día Mundial de la Poesía"






Hoy es 21 de marzo y ha tocado visitar "La Chascona". Es una de las tres casas de Pablo Neruda en Chile, está en Santiago y es muy monina. También es muy curiosa, es una casa trepadora con un montón de escaleras que unen las distintas dependencias a través de jardines y estanques. Y como soy especialmente sensible a las escaleras,  puedo imaginar al poeta con su flebitis subiendo y bajándolas. Creo que los últimos años pasaban más tiempo en Isla Negra por ese motivo. ¡Obvio! Lo cierto es que la cosa tiene su lógica, pues fue construida en distintos momentos y está en la ladera de un cerro, el cerro San Cristóbal. 




La Chascona, que quiere decir "pelo revuelto, enredado", es como Neruda llamaba a la que fue su tercera esposa, Matilde Urrutia, para quien construyó esta casa en el céntrico barrio de Bellavista. Cuando te acercas, sorprende esa casa azul, como el mar. Hay que remontarse a su infancia, a su Temuco y a sus veranos en Puerto Saavedra para comprender esa pasión por el mar y por los barcos que podemos apreciar en La Chascona. 


... escuché a la distancia el trueno marino, una conmoción lejana. El oleaje estaba en mi existencia" (Confieso que he vivido)





Dentro de la casa crees estar en un barco, techos bajos, suelos de madera que parecen moverse, ventanas de ojo de buey, escaleras estrechas y empinadas... Además, está comprobado que le gustaban las tonterías. Hay un salero y un pimentero  en un armario en el comedor, en los que pone Morfina y Marihuana, en lugar de sal y pimienta. También hay una puerta en el comedor que parece la de un armario y es una puerta de escape a una escalera que lo llevaba derechito a la siesta en su "pieza", o de donde salía de pronto ante las visitas. 

El comedor, con su barra de bar era lugar sagrado para compartir con los amigos charla, almuerzos y copas. La mesa larga y estrecha para facilitar la conversación y montones de objetos traídos de los cientos de viajes que hizo en su vida.





El toque de la decoración con piezas de Piero Fornasetti me ha gustado mucho. Me pega que ese aire pop fuese más bien aportación de Matilde, pero parece que el poeta tuvo algún intento de colaboración profesional con el italiano. Neruda lo llamó: "el mago de la magia preciosa y precisa". Aquí te puedes dar un buen baño de Fornasetti






La verdad es que siempre me emocionan las casas de los escritores. Es más sencillo  comprender su obra cuando conoces dónde vivían y qué les rodeaba. Pero esta casa tiene un plus; en ella sientes la vida del poeta, sus manías, sus pasiones, su militancia política y también el rastro de Matilde. 

Si tengo que elegir una habitación, me quedo con la "sala de estar". Y es que cuando murió Neruda, a los pocos días del golpe militar de Pinochet en 1973, Matilde decidió que se velara aquí al difunto, de manera que pudieran acudir periodistas internacionales y pudieran difundir por todo el mundo el estropicio que los militares  habían hecho también  en la casa. Su funeral fue la primera manifestación multitudinaria contra la dictadura.

Matilde quiso vivir en La Chascona, ocupando el dormitorio de invitados, y no en Isla Negra cuando murió Neruda, a pesar de lo difícil que tuvo que resultar tanto por la ausencia como por los destrozos. Así fue hasta su muerte en 1984. 




Casa de Pablo Neruda en Santiago de ChilePlano de la casa de Pablo Neruda en Santiago deChile

La Fundación Pablo Neruda hace un buen trabajo con estas casas, con la difusión de la obra de Neruda, así como con la promoción de la cultura chilena, con la revista Nerudiana.... Pero no me ha gustado que en La Chascona no me dejaran hacer fotos en el interior. Sus razones tendrán, pero en las casas de otros escritores nunca me ha pasado. Así que me obligaron a comprar en la tienda un magneto para mi frigo con la pintura que Diego Rivera hizo de Matilde con dos caras que me gustó mucho. 

Magneto con la pintura de Diego Rivera: Retrato de Matilde
Retrato de Matilde, de Diego Rivera


Santiago de Chile, 21 de marzo de 2017


Esta casa me ha puesto en marcha con un montón de lecturas. En primer lugar he leído un par de biografías de Neruda (sólo había leído sus memorias), estoy leyendo algunos de sus libros que no conocía, pero sobre todo me ha interesado enormemente la vida de sus mujeres, Delia del Carril (La Hormiguita) y Matilde Urrutia (La Chascona); la pobre de Maruca pasó sin pena ni gloria. Así que aquí ando intentando hacerme con algunas de las biografías que he encontrado para ponerme a ello. 


La piedra y los clavos, la tabla, la teja se unieron: he aquí la levantada
la casa chascona con agua que corre escribiendo en su idioma,
las zarzas guardaban el sitio con su sanguinario ramaje
hasta que la escala y sus muros supieron tu nombre
y la flor encrespada, la vid y su alado zarcillo,
las hojas de higuera que como estandartes de razas remotas
cernían sus alas oscuras sobre tu cabeza,
el muro de azul victorioso, el ónix abstracto del suelo,
tus ojos, mis ojos, están derramados en roca y madera
por todos los sitios, los días febriles, la paz que construye
y sigue ordenada la casa con tu transparencia.

La Chascona,  Pablo Neruda en "La barcarola "



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viernes, 28 de abril de 2017

Quien no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta

"Quien no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta" “  … Bajo los volcanes, junto a los ventisqueros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el enmarañado bosque chileno…”   Pablo Neruda, “Confieso que he vivido”

Así que había que conocer el bosque chileno. Nuestros amigos Juan y Yoli lo habían organizado todo. Habíamos llegado a Temuco (el Temuco de la infancia de Neruda) casi al medio día, justo para un rico almuerzo chileno en compañía de la familia Pino al completo. 

“Al tiro” salimos hacia Pucón, donde nos esperaba una linda cabaña que iba a ser nuestro centro de operaciones.


Pucón  en La Araucanía junto al volcán y lago  Villarrica
Cabañas en Pucón
 Pucón y Villarrica son dos poblaciones en la orilla del Lago Villarrica. Están preparadas para acoger a montones de turistas, con sus playas, su costanera, restaurantes a cientos (como los amigos de Violeta…) y pequeñas tiendas por mil, donde puedes encontrar de todo. Era el otoño del mes de abril, así que el aluvión turístico había pasado. Todo era tranquilidad.

Atardecer en el lago Villarrica.
Atardecer de otoño en el Lago Villarrica.
Desde Pucón se pueden hacen un montón de excursiones. Es difícil la decisión porque hay mucho donde escoger. Es turismo de naturaleza, esta región es sinónimo de grandeza, diversidad y belleza. Nos rodea la naturaleza y el bosque nativo siempreverde te invita a un relax total. Los árboles son una maravilla, algunos tan distintos a los de nuestra tierra. Me gusta especialmente el coigüe, creo que por el nombre tan sonoro que tiene. Y, claro, las araucarias, que para eso le da nombre a la zona: La Araucanía.

Árbol de la araucaria en la Plaza de Armas de Pucón.
Este bosque de cohigüe estaba en los Ojos del Caburgua.
Bosque de cohigüe en la entrada a "Los Ojos del Caburgua"




A unos pocos kilómetros de Pucón, están “Los ojos del Caburgua”. Son dos “pozones” naturales (por aquí les llamamos pozas) que están junto al Lago Caburgua. Tiene tres caídas de agua que pueden observarse desde los caminos y pasarelas que tienen perfectamente acondicionadas. Aunque hay que tener cuidado con las enormes raíces que sobresalen del suelo. 
Buen paseo por los senderos y pasarelas de "Los Ojos del Caburgua"
Senderos en "Los Ojos del Caburgua"
Raíces en el suelo de los senderos 
Los ojos del Caburgua, desde las pasarelas y senderos.
Los ojos del Caburgua





























Ojos del Caburgua: Plano de la zona


El conjunto de ríos, los lagos con sus playas junto con el bosque forman un paisaje increíble. Hay también un montón de termas, donde puedes bañarte al aire libre en agua calentita (que digo yo que debe calentarla el volcán por la mañana temprano.. ) y de ahí saltar a meterte al río con agua helada. Una maravilla. 

Baño relajante en agua calentita en las Termas de San Luis
Termas de San Luis

A todo esto, hay que añadir los volcanes, que para una que no está acostumbrada es lo más. Aunque en esta ocasión por más vueltas que hemos dado a la zona no hemos podido ver el volcán Villarrica. Sabíamos que estaba ahí, detrás de las nubes, me sentía vigilada todo el tiempo por el volcán, pero no se dejó ver. Bueno, es motivo suficiente para volver.

Municipalidad de Pucón. Carteles con indicaciones para una evacuación segura.
No vimos el volcán, pero estar parece que estaba.
No vimos el volcán, pero si vimos las fechorías que puede hacer cuando dice “aquí estoy yo”. En Challupén hay un río de lava de cuando se puso bravo hace años y llegó con su largo brazo hasta el lago, llevándose por delante todo lo que pilló. Es la fuerza de la naturaleza. 

Impresionante el rio de lava en Challupén
Rio de lava en Challupén
El día siguiente, bajamos un poco más,  hacia la Región de los Ríos. La verdad es que a mí me pareció continuación de lo que habíamos visto el día anterior, igual de bonito, sólo cambia el nombre. Sigue habiendo un montón de lagos. Para llevar un poco de orden, tienen organizada una ruta, la Ruta de los Siete Lagos. Paseamos por Lican Ray y comimos en Coñaripe, donde aprendí algo más sobre Neruda, al que parece que vamos siguiendo sus huellas todo el tiempo.

Como llovía a mares, en el restaurante donde comimos en Coñaripe me apetecía una sopita, que me gustan mucho. En el menú tenían un "caldillo de congrio" y allí supe que era uno de los  platos favoritos del poeta. Tan así, que escribió la "Oda al caldillo de congrio"!!  Me gustó y ya he aprendido la receta. Lo malo es que por aquí, en Badajoz, no hay mucho congrio, y estoy esperando a que una amiga me lo traiga de Portugal, de Sesimbra, que allí si lo hay. 

Caldillo de congrio, plato favorito de Pablo Neruda. Lo tomamos en Coñaripe.
Caldillo de congrio
Y siguiendo el rastro del poeta, sólo un poco más al sur en esta Región de los Ríos está en Lago Ranco, que es la zona por donde tuvo que huir Neruda hacia el exilio europeo a finales de los años 40. La dictadura del “chaquetero” de González Videla había ilegalizado al Partido Comunista Chileno, y el entonces senador Neruda cabalgó hacia Argentina a través de la montaña. Pero esta es otra historia...

Así que por aquí hay para todos los gustos: paraíso de pescadores, senderismo, parapente,  esquí, paseos por las costaneras de los lagos o por las laderas de los volcanes, playas tranquilas, circuitos termales... y ferias y mercados con la artesanía mapuche, la comida local y que sé yo cuantas cosas más. O simplemente disfrutar del "enmarañado bosque chileno"... Recomendable cien por cien.

Temuco (Chile), 6 de abril de 2017








domingo, 23 de abril de 2017

"El invierno", cine argentino del bueno



A Punta Arenas habíamos llegado justo a tiempo de visitar el Rainbow Warrior III, el barco de Greenpeace, pero a El Calafate llegamos un poco tarde. 



Llegamos justo un día tarde, porque ayer proyectaban (bueno, proyectaron) una peli de 2016, “El invierno” dirigida por Emiliano Torres, que ha tenido un montón de premios por medio mundo. Ha debido ser un estreno emotivo y cercano, pues ha sido rodada en El Calafate y en El Chaltén (la proyectaron el viernes también allí). El director acudió al estreno en el Centro Cultural El Calafate para dialogar con los vecinos y agradecer su colaboración. 

 “El invierno” refleja la vida de la Patagonia profunda y toca temas de muy adentro como la ambición, el desarraigo o la soledad: 

“El viejo capataz de una estancia patagónica es despedido de su trabajo. Un peón más joven toma su lugar. El cambio no será fácil para ninguno de los dos. El paisaje se cubre de blanco, la nieve y el viento aíslan por completo el lugar y ya no se trata de trabajar o de vivir, sino de resistir. Cada uno a su manera deberá resistir al siguiente invierno.”

La Patagonia aparece aquí no sólo como el espléndido escenario turístico que conocemos, sino que muestra lo complicado que es el invierno y la dureza de la vida de los trabajadores de las estancias.

No llegamos a tiempo para verla, así que me la apunto en mi “To Do List” de este invierno, bueno de este verano, que me hago unos líos con lo del invierno austral que yo que sé!!


El Calafate, 26 de marzo de 2017